Pesadilla en el paraíso

Sección:

Sirva el primer párrafo de este artículo para felicitar a la Peña Sevillista de Bormujos, que estos días ha estado celebrando por todo lo alto su 50 aniversario. Felicidades, amigos, y que sigan siendo muchos más para mayor gloria del Sevilla Fútbol Club.

Dicho lo cual, también habría que añadir, en referencia a esta peña: ¡La que has liado, pollito!…

Y es que el pasado sábado, dentro de su programa de festejos, tuvieron a bien homenajear a un expresidente del club. Éste, durante su intervención, lejos de ceñirse al guion protocolario de dar las gracias por el emotivo gesto, dedicárselo a su familia (hijo no incluido) y tener unas bonitas palabras hacia la peña en cuestión, este expresidente, digo, cogió el micrófono y empezó a desgranar el que iba a ser su programa electoral para la primera ocasión en que pudiera optar a presidir el club de sus amores / de sus intereses económicos (táchese lo que no proceda)

Así, prometió reventar las estructuras del club. Tal cual. Entrecomillado: “hay que reventarlas, pero reventarlas para construir otra vez el Sevilla más grande de la historia”.

Y a uno le viene a la cabeza la historia de la Torre de Babel, que cuando los descendientes de Noé (no Papá Noé, sino el del Arca) decidieron construir una torre “que llegara al cielo”, su dios se mosqueó un poco al ver invadida su parcela y les mandó la maldición de hablar diferentes idiomas entre ellos para que no se entendieran y tuvieran que repartirse por el mundo. Serán crueles, pero, a lo largo de la Historia de la Humanidad, los dioses han demostrado una imaginación y una originalidad desbordantes.

En el caso que nos ocupa, el expresidente en cuestión ya viene acompañado de unos que no hablan castellano ni andalú, sino inglés americano. Y han escarmentado de la faena de Babel y entre ellos se comunican en el mismo idioma, el del dinero, se exprese en euros, en dólares o en petrodólares. En todo caso, una lengua muy alejada de la que usan los sevillistas cabales.

Después, y para la jornada de clausura del aniversario de la peña bormujera, hizo acto de aparición el actual presidente, quien sacó pecho por los logros obtenidos a lo largo del ya cada vez más largo siglo XXI, e hizo hincapié en la remodelación de nuestro particular paraíso que es el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, y sigo entrecomillando: “un estadio al que, hasta esta última década, no se le había hecho prácticamente nada en los últimos 30 años”. Y quien la lleva la entiende…

Y aunque la Peña Sevillista aljarafeña tuvo la suerte de que no apareciera por allí, el tercero en discordia en sumarse al debate fue mi cuñado, a quien no le preocupa en absoluto si al estadio le hace falta aún un nuevo anillo o un voladizo completo para no empaparse de agua ni achicharrarse de calor en función de la caprichosa meteorología. Le da igual si hay que tirarlo entero y construir otro más moderno, funcional y a la altura de los grandes clubes de Europa (¿?) Por no preocuparle, ni siquiera entra en la polémica de los precios del ambigú. Él siempre entra al estadio con su botella de medio litro de refresco de cola (no seré yo quien haga publicidad aquí mencionando expresamente a Pepsi) bien aderezado de ron y sin el tapón correspondiente, el cual esconde en un bolsillo y lo vuelve a colocar en cuanto ocupa su localidad. Nada de eso le preocupa. Él sólo pide que, pase lo que pase, y presida el club quien lo presida, que nadie vaya a quitar en los descansos de los partidos la Kiss Cam. Y no porque albergue la ilusa esperanza de poder ser él algún día el enfocado y poder besar con pleno derecho a la mujer de al lado (entre otras cosas porque hace tiempo que, por razones obvias, ya nadie se sienta a su lado, ni mujer ni hombre ni mediopensionista) Él está convencido de que llegará el día en que ese inocente beso se alargue en caricias, en desnudos parciales, en desnudos integrales, etc… Y así no tener que entrar desde su portátil a PornHub, que ha leído no sé dónde que por ahí se cuelan los peores virus en el ordenador.

Estoy por decirle que eso nunca va a ocurrir, pero que puede probar suerte al final de la palmera, que allí pasa de todo y quién sabe… Todo sea porque nos deje en paz con nuestro particular culebrón alrededor de la Torre de Babel y sus correspondientes despachos, como mínimo, hasta el 29 de diciembre. Después, será otro año…

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

¿Te gusta La Colina de Nervión? Apóyanos

A partir de solo 1€ puedes apoyar al único periódico que te informa solo y exclusivamente sobre el Sevilla FC. Tu apoyo contribuye a proteger nuestra independencia y nos permitirá poder seguir ofreciendo un periodismo de calidad y abierto para todos los lectores. Cada aportación, sea grande o pequeña, es muy valiosa para nuestro futuro e irá destinada directamente a los componentes de la redacción de La Colina de Nervión.

¡Lo último!

Mendilibar contra Monchi

Todas las buenas noticias del Sevilla FC en los últimos años han tenido un denominador común: la presencia de...

Antes de irte... mira esto: