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Un mar de dudas

Leve mejoría o lenta agonía. No sabemos en qué situación se encuentra en este momento el Sevilla Fútbol Club. Que compitió en Copenhague y en Valencia es evidente; que el proyecto muestra carencias estructurales, también.

Jul y Gan no saben el papel que el entrenador tiene para solicitar refuerzos, lo normal es que sea importante. Por eso no se imaginan que no se haya fichado a ningún futbolista que pueda dar aire a Fernando Reges, un futbolista de 35 años que juega en una posición muy sacrificada y que ya se partió el año pasado por el desgaste al que se vio sometido.

Quizás en la temporada pasada pudo valer la excusa de que se creyó fichar a alguien como Delaney, que vino como medio centro y luego se comprobó que era volante. Mejor no hablemos del ojo clínico de los ojeadores. Y a pesar de eso, con los antecedentes de la lesión de Fernando y el consiguiente hundimiento del Sevilla Fútbol Club, las prioridades han sido otras. Aun sabiendo la importancia que tiene cubrir bien una posición así en cualquier equipo y más jugando con un sistema como el del Sevilla de Lopetegui.

Que el Sevilla Fútbol Club ha mejorado en defensa con la incorporación de dos canteranos como Kike Salas y José Ángel Carmona, con la aportación de Nemanja Gudelj reconvertido a central también es evidente, pero que la autopista que tuvo Coquelin, atravesando libre como un pájaro la zona del medio centro, también lo es. Tener que relevar a Fernando lo pagamos caro y rápido en el Ciudad de Valencia, y mucho nos tememos que este desequilibrio en la plantilla nos va a seguir costando puntos, al carecer de un centro del campo de garantías. Porque no es solo la posición de Fernando.

Mucho se ha hablado de la dificultad de sustituir a dos defensas como Koundé o Diego Carlos. Y poco, demasiado poco al menos, sobre el fiasco del centro del campo. Porque las imprecisiones de Fernando recién comenzado el partido ya indicaban que su tono físico no era el de otras temporadas, algo que tarde o temprano tenía que llegar. Pero, por otra parte, vaya si sumó en negativo la férrea voluntad de Joan Jordán de dejar de ser un buen futbolista para convertirse en un jugador de mentira, amanerado, insaciable a la hora de perder balones. Por eso, cada vez se ve más de manera más fehaciente que el problema no era solo reemplazar a los defensas por otros de garantías, sino tener músculo en el centro del campo para volver a ser el equipo aguerrido al que tanto trabajo costaba doblegar.

Que la política de fichar jugadores veteranos y experimentados, con hambre por continuar ganando, no ha salido bien, es claro. Pero fichar bisoñez y jugártela con una cantera en la que nunca se confió, para un equipo de Champions que necesita al menos pasar a octavos para cuadrar las cuentas, es casi suicida en términos deportivos. Porque la competición es muy larga, demasiado larga para los veteranos y demasiado larga también y con una enorme carga de responsabilidades, para los que vienen detrás y hasta hace unos meses jugaban en divisiones inferiores.

Negar que el equipo no ha mejorado en esta última semana no sería justo. Tres partidos sin perder, aunque con una única victoria, no es mal botín después del calamitoso arranque. Pero tampoco sería justo lanzar las campanas al vuelo al estilo de esos vecinos, que ya se ven en Champions, campeones de la Europa League, de la Super Copa y de todo lo que se menee.

El Sevilla Fútbol Club lucha y cree en el entrenador. Al menos esa es la impresión que nos da a nosotros. Y eso es importante, aunque el entrenador haga cambios que no funcionan (vaya partido calamitoso el de Telles, imposible de empeorar) y no se explique la participación de Suso durante tantos minutos, cuando todavía no tiene el mínimo nivel físico exigible a un futbolista de primera división. Y es que fue salir el Papu Gómez y volver a equilibrarse el equipo. ¿Por qué tan tarde la entrada de un futbolista que siempre dinamizó al colectivo?

Al menos nos queda Isco, que ha venido con la determinación de renacer como futbolista y cada día está mejor. Este sí que puede ser el sustituto de Ever Banega por su forma de asumir responsabilidades en lo colectivo. Ojalá su contribución dé alas al Sevilla Fútbol Club y lo impulse de manera definitiva. Y ojalá que no sea demasiado tarde para aspirar a hacer algo decente en esta temporada.

A día de hoy, no sabemos si de verdad el Sevilla Fútbol Club va a ir hacia arriba o lo único que se está logrando es prolongar una situación insostenible. Desde luego, va a ser muy difícil, imposible, que Fernando sostenga por sí solo al equipo. Quizás sea el momento de volver a tirar de la cantera, porque lo que es claro y evidente es que en la plantilla unos han renunciado a ser buenos futbolistas y a otros el carné de identidad les pesa demasiado para la tarea encomendada.

Vienen Borussia Dortmund y Atlético de Madrid. El futuro ya está aquí. Las consecuencias serán, sobre todo en Champions, irreversibles. Son tiempos en los que las dudas no dejan de crecer. También en la grada.

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