El triunfo del Sevilla FC ante el Español nos ha devuelto la tranquilidad. Eso es lo que pedía el sevillismo, sabíamos que vendrían años malos, pero no tan malos como para estar jugándonos el descenso. Ese escenario de terror parece que definitivamente se aleja. Monchi ha reconocido, y en la medida de lo posible, corregido la nefasta planificación del verano. Castro también ha admitido que fue un error continuar con Lopetegui. En fin, las aguas se serenan deportivamente y esta calma en el campo debe reflejarse en los despachos. Castro y Del Nido tienen que entenderse, el sevillismo lo exige.
Pero ahora toca disfrutar de lo que venga, sea lo que sea. Si en nuestra peor temporada en este siglo estamos en Turín asustando a la Juve, tenemos motivos de sobra para el entusiasmo. Ya estamos en modo Europa. Somos temibles. La plantilla se transforma, las fuerzas vuelven, los cojos andan como Suso, los ciegos (ante el gol) ven portería y hasta Tellez y Oliver Torres son portentosos. Es más, creo que si volvieran Doblas e Isco se saldrían…
Vi la entrevista de Roberto Arrocha a Rakitic antes de la vuelta con el Maiuuu. Entonces entendí que la eliminatoria estaba ganada. El croata de Pino Montano tiene una sonrisa especial los días antes de los grandes encuentros. Y ese día la tenía. Lucía Rakitic ese peinado despeinado que parece que se acaba de quitar el capirote, y una seguridad abrumadora. Él huele el acontecimiento y cuando él lo olfatea, el acontecimiento ocurre.
¿Qué es el acontecimiento? Es aquel fragmento inaudito de tiempo en el que convergen el compromiso y la acción del enamorado (el que dice «te quiero»), el científico (el que dice «esto es verdad»), el artista (el que dice «esto es bello») y el militante (el que dice «esto es justo»). Esta es la definición que nos da el matemático y filósofo francés Alain Badiou en «El Ser y el acontecimiento». Los grandes jugadores siempre están de guardia el día que llega el acontecimiento. El resto del tiempo pueden tomarse vacaciones. Tenía mis dudas sobre la continuidad de Rakitic el año próximo. Hoy no, Rakitic tiene que estar ahí siempre para darle la bienvenida al acontecimiento cuando llega. La seguridad de la sonrisa, la templanza de su rostro, el flequillo de nazareno… son el mejor predictor de que algo insólito y grande se acerca.