Queridos Reyes Magos de Oriente:
Este año creo que me he portado bien, por eso estoy seguro de que me podréis traer lo que os quiero pedir en esta carta que va a ser muy breve y muy simple.
Este año que acaba de concluir me he decidido a dedicar más tiempo a una de las pasiones que disfruto desde que era pequeño, mi afición al Sevilla Fútbol Club, de ahí que haya empezado a compartir opiniones sobre mi equipo con otros seguidores del club. Me he incorporado a algunos grupos de redes sociales en los que por lo general me han recibido con gratitud y en los que he encontrado a mucha buena gente con las que tengo en común el amor a nuestro equipo que tantos buenos momentos nos está ofreciendo últimamente.
Sin embargo, y aquí viene mi petición, también me he encontrado con algunas ocasiones en las que determinados miembros de la familia roja y blanca del Sánchez-Pizjuán no se comportan como hermanos, sino que más bien parecen enemigos acérrimos. Por eso me gustaría que este año 2022 trajerais más concordia, amor y fraternidad al sevillismo, de manera que realmente los hermanos que pertenecemos a esta hermosa comunidad familiar nos comportemos como tales y se acaben las peleas por cualquier cosa. Me gustaría que en esos grupos de redes sociales dejaran de aparecer insultos de unos contra otros y se respetara la libertad de expresión de cada cual, ya que pienso que la discrepancia de opiniones no tiene que ser un motivo de enfrentamiento.
Entiendo perfectamente que el sevillismo no es más que un fragmento de la sociedad y por tanto se replican los mismos comportamientos que en el conjunto de la ciudadanía. No soy ajeno a que las redes sociales se han convertido en foros en los que proliferan los insultos y los ataques personales bajo el amparo del anonimato y que, en muchos casos, hay personas que arrojan toda su maldad en comentarios hirientes que siempre quedan impunes. Pero no por ello deja de apenarme que en una comunidad fraternal, como es el sevillismo, se reproduzcan estos mismos hechos cuando a todos nosotros nos une algo tan fuerte como el mismo amor a unos colores y a un escudo.
Este año he visto cómo se insultaban seguidores de Pepe Castro contra los de Del Nido, y viceversa, sin caer en la cuenta de que lo que realmente importa a los candidatos a la presidencia no es más que su patrimonio, su dinero y sus intereses. Yo mismo he recibido insultos y menosprecios por el mero hecho de que mis comentarios respecto al equipo en algunos partidos no eran del gusto de los insultadores, puesto que el afán por la pelea ha llegado a tal nivel que incluso se discute cuando nuestro equipo sale victorioso. Ni siquiera cuando el Sevilla FC gana dejan de aparecer discusiones por si el equipo ha jugado bien o mal, lo cual sería muy interesante y apropiado si dicho debate se desarrollara sin insultos ni agresiones verbales.
Tampoco se me escapaba que en todas las familias surgen peleas y enfrentamientos motivadas por discrepancias entre los intereses egoístas de cada uno de sus miembros. Sin embargo, en esta hermandad sevillista no hay objetivos propios, o mejor dicho no debería haberlos, ya que nuestro único propósito es que el Sevilla Fútbol Club triunfe en todos y cada uno de los partidos que disputa y que, a la postre, consiga cuantos más y mejores títulos sean posibles. Aquí nadie sale beneficiado en detrimento de otro pues el éxito de uno es el éxito de todos.
Con todo esto, queridos Reyes Magos, he querido explicaros mi petición, que, como podréis comprobar, es un deseo que no va destinado exclusivamente para mí. Que reine el amor y la fraternidad entre hermanos sevillistas será beneficioso para todos nosotros, los sevillistas, y lo que es más importante, será beneficioso para el Sevilla Fútbol Club.
Muchas gracias y espero con todo mi corazón que mi deseo se vea cumplido.