«Veneración, acatamiento que se hace a alguien». Así define la Real Academia Española el término respeto. Aquello que pide el Sevilla Fútbol Club en LaLiga, tras un encuentro en Vallecas más que complicado de analizar. Lo hizo a través de las declaraciones de Pepe Castro, su presidente, a la llegada del equipo a Londres.
Sí, aquel tan criticado semana sí semana también. Aquel del que la afición sevillista juraba y perjuraba que no tenía lo necesario para salir y defender a su Sevilla Fútbol Club. Quizás, una vez más, se ha demostrado que vociferarlo públicamente no es la mejor vía para reclamar este tipo de cosas tan delicadas. Quizás, también, se ha vuelto a demostrar que, ante la ignorancia de unos, denunciarlo ante todos es la solución. Solo el tiempo dictará sentencia, pero me da a mi que ante la Real Sociedad, el colegiado que se halle en el VAR se pensará más de una vez si entrar a rearbitrar una jugada gris.
También es aquello que tiene, casi por ‘castigo’, el Sevilla Fútbol Club en Europa. Sí, Europa. Porque, a pesar de que en Champions League aún no ha encontrado su sitio, el respeto al escudo sevillista es máximo. En condiciones normales, este equipo no hubiese llegado vivo a la vuelta. Tenemos que contar las numerosísimas bajas (que no es una excusa, es la realidad) que tuvo en la ida de octavos. Pero, señoras y señores, esto es Sevilla y aquí hay que…
La semana pasada le ‘pedía’ a los jugadores del Sevilla que se mirasen el escudo, que ante las dificultades, ahí estaba la respuesta. Y lo hicieron. Y vaya si lo hicieron. Es muy complicado que este equipo luche por LaLiga, al igual que lo es luchar por la que sería la séptima Europa League, pero hasta el final lo van a intentar. Seguridad y confianza en un grupo que tiene lo más importante: unión.
Respeto también es aquello que se han ganado a base de hechos dos técnicos vascos. Uno, aún tiene el Sevilla Fútbol Club la gran fortuna de verle los domingos en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán: Julen Lopetegui. El de Asteasu es muy suyo. Casi tan suyo como es el Sevilla. La mitad de suyo que es la afición nervionense. El otro… el otro se va a jugar entrar en Champions League con el de Asteasu. Don Unai Emery Etxegoien.
Es de bien nacidos ser agradecidos, dicen. Pues la afición nervionense debe de ser una gran nacida, porque a aquellos que hicieron más grande aún este escudo, los valora como a ninguno. Tremenda ovación se llevó el de Hondarribia cuando regresó esta misma campaña a Sevilla, pero grandísimos comentarios y multitud de felicitaciones se lleva también esta noche. El rey de las eliminatorias, aquel que no levanta sospechas, pero que anoche eliminó a la todopoderosa Juventus de Turín. Aquel equipo que, valga la rebundancia, más que equipo tiene un escudo (el antiguo, este no) de los que pesan mucho, pero que mucho, en Europa.
Honor y respeto también para él, que no dudo que esta noche será uno más pegado a la pantalla. El Sevilla Fútbol Club quiere volver a silenciar a Inglaterra. No sé realmente que pasará, pero sí que tengo algo seguro. Este club tiene algo más grande que cualquier título (que tampoco le faltan, por cierto): el respeto de todo un continente, el mismo que aún tiene que reclamar en su propia liga doméstica. Una pena… y un orgullo.