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Pepe Castro debe explicar

Ni las explicaciones de Geri ni mucho menos las de Rubi han saciado las dudas sobre la limpieza y deportividad de las competiciones del fútbol español a raíz de desvelarse sus conversaciones respecto a la Supercopa, ya que el sistema de clasificación para este trofeo vincula a las otras dos pruebas principales, la Liga y la Copa del Rey. La situación real actual, tras estas revelaciones, es que dos participantes ya están definidos una vez concluido el torneo copero, otro está próximo a concretarse ya que al Ladrón Madrí le basta con un punto para garantizarse el campeonato liguero, por lo que sólo falta una plaza por definir, la que corresponde al segundo clasificado en liga, al que optan varios equipos, entre ellos el Sevilla Fútbol Club.

Al menos se puede considerar como directamente implicados en esta pugna a tres conjuntos, pues a los nuestros se debería añadir al ‘másqueunclub’ y al Atlético de Madrid. Por lo tanto, y dado que ni Geri ni Rubi han desmentido el contenido del acuerdo con Arabia Saudi, hay que dar por cierto que la Federación Española de Fútbol obtendría de forma directa importantes beneficios económicos en caso de que el club barcelonés quede en segundo lugar y participe, por tanto, en la arábiga Súpercopa.

Geri y Rubi se escudaron en sus respectivas comparecencias en la imposibilidad de sus interlocutores de poner de manifiesto manipulaciones de partidos o indicaciones directas a los árbitros, cuyo nombramiento en cada partido depende de la Federación, pero ello no obsta para que, cuando menos, las suspicacias queden fundamentadas. Algunos, no obstante, lo que hemos encontrado en los audios del futbolista y del directivo han sido argumentos para confirmar lo que ya sabemos desde hace años: que la liga está dirigida a un duopolio Ladrón Madrí-’másqueunclub’.  

A partir de ahora, el Comité de Árbitros va a tener mucho trabajo en defender la ‘inocencia’ de los árbitros de cualquiera de los tres equipos implicados que tenga un error flagrante en alguna de las cinco jornadas que quedan. Sin embargo, lejos de reclamar todo tipo de explicaciones para salvaguardar a sus componentes, el presidente de dicho comité ha obedecido a su jefe, el Rubi, utilizando su misma estrategia chulesca de ‘a ver quién se atreve a acusar a los árbitros de algo, que le voy a meter un puro’.

Pese a todo, desde el punto de vista del sentimiento sevillista, lo que más duele es el silencio del presidente del Sevilla Fútbol Club, Pepe Castro, a la sazón vocal de la Junta Directiva de la RFEF. Es precisamente su presencia en este órgano de gobierno federativo lo que le coloca no como solicitador de explicaciones sino como reclamante. Dado que nuestro club puede ser claramente perjudicado en la pugna por la segunda plaza liguera, se podría esperar que Pepe Castro hubiera puesto el grito en el cielo ante semejante amaño competitivo, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes arbitrales que le han llevado a él mismo a protestar, un poquito, por el trato recibido.

La mano de Araujo no pitada como penalti, las decisiones de los árbitros en Vallecas, aquella supuesta mano de Fernando en Mallorca, y tantos otros perjuicios que hemos sufrido en esta temporada, encuentran plena argumentación en las conversaciones de Geri y Rubi. Sin embargo, Pepe Castro permanece en silencio, lo que inmediatamente lleva a la pregunta retórica de ¿por qué? ¿Por qué el presidente del Sevilla Fútbol Club, al igual que los de los restantes 17 equipos, no han abierto la boca? ¿Por qué sólo se ha pronunciado el entrenador del Atlético de Madrid, a título individual y sin seguimiento de su club?

Y en el caso de Castro, directamente ha de ser interpelado por ¿cuándo tuvo conocimiento del acuerdo entre la RFEF y Arabia Saudí que privilegia a dos equipos y discrimina al suyo? En caso de respuesta afirmativa, ¿puso objeciones en los órganos federativos o votó a favor? Si puso objeciones, ¿qué le llevó a no exponerlo públicamente? Si dio su beneplácito, ¿qué beneficios cree que conlleva para el club que preside? Al margen de las respuestas a estas preguntas, el interrogante mayor nos encamina hacia las consecuencias que está teniendo para el Sevilla Fútbol Club su vocalía en la Junta Directiva de la RFEF. Ahí sí que no es necesario que el presidente sevillista se pronuncie pues todos los que formamos parte del sevillismo tenemos bastante claro que la utilidad de su puesto en nula para nuestro equipo y su trayectoria en esta temporada.      

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