La gallina de los huevos de oro

En octubre se cumplirán doce años de uno de los capítulos más hablados en la historia del Sevilla Fútbol Club. No se trata de ningún título o final. De hecho, pese a que tiene que ver mucho con este deporte, no pasó en un terreno de juego. Su protagonista fue José María del Nido (padre), que dejó bastante claro que de continuar los repartos televisivos desiguales en el fútbol español, se iba a acabar con la famosa ‘Gallina de los huevos de oro’. Es decir, la competitividad.

En la actualidad, está pasando algo parecido. Las famosas comisiones de ‘El Geri y El Rubi’ están acaparando las portadas de los periódicos, pero sobre el campo se está librando una batalla, al menos, igual de importante. El Sevilla Fútbol Club jugará esta noche ante el Levante UD, un equipo que se juega la permanencia. Partido bonito, duro, complicado. Ir a un infierno nunca es fácil, pero ir jugándote la Champions League, menos.

Una competición esta, la Champions, que es la particular ‘Gallina de los huevos de oro’ del actual Sevilla Fútbol Club. Ingresar (nunca mejor dicho, porque la pasta que se llevarían los de Nervión es tela) entre los cuatro primeros es vital para mantener al alza un proyecto deportivo que, sin duda, necesita de la parte económica. Y más tras el fiasco (doble, por cierto) en Europa de esta temporada. Nunca antes había logrado acariciar a la gallina tres temporadas consecutivas (vía liga) el conjunto sevillista. Pero, de no conseguirlo, nunca antes habrá sabido tan mal no hacerlo.

La presión es máxima, que no os mientan. Es más, es aún mayor viendo que el equipo de la acera de enfrente está en una final de Copa del Rey y pisándote los talones en la clasificación. Pero, que no os engañen. Un equipo Champions debe de saber manejar los nervios e, incluso, sacar beneficio de ello. No me atrevería a decir que el Sevilla Fútbol Club no lo es, pero…

Voy a coger impulso para decir esto porque, los que ya me conocéis, libro una batalla interna con aquel sevillista de finales, que suele salir todas las semanas para soltar una que otra ‘perlita’. Bueno, prosigo. Este equipo no lo está demostrando. La segunda mitad de la temporada está dejando mucho que desear, tanto en el juego como en los resultados. Porque, no seamos hipócritas tampoco, si el Sevilla Fútbol Club hubiese seguido ganando ‘jugando feo’ (no soy nada, pero nada, partidario de esta expresión), aquí estaba callado hasta el apuntador.

Sin embargo, pasa una cosa. El Sevilla no logra sumar de tres (más allá de aquel Viernes de Dolores) y eso se paga. Muy caro, además. Y aquí viene lo más duro de esta columna: la culpa es de Julen Lopetegui. Ojo, al igual que para mí era el máximo responsable de todo lo conseguido hace dos meses.

Muchas dudas veo en el Sevilla Fútbol Club, justamente un equipo que se reconocía por ser sólido e infranqueable. No sé cómo terminará todo esto, pero, al igual que dice Julen, los análisis los haré a final de temporada. Y Monchi, también. Eso sí, en los últimos seis partidos, todo aquel que se enfunde la más que centenaria camiseta sevillista, debe de salir ‘pegando bocaos’. Porque no os engañéis, el Sevilla Fútbol Club no lucha por entrar en Champions League, lo hace para seguir permitiéndose el lujo de acariciar a la ‘Gallina de los huevos de oro’.