Incógnitas de fin de año

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Apenas hemos cruzado el primer tramo de las fiestas de Navidad y ya estamos los sevillistas soliviantados, nerviosos perdidos, con los regalos que nos va a traer nuestro rey Baltasar Monchi para el Sevilla Fútbol Club. Como en todas las cartas a los Reyes Magos, las peticiones son extensas y a veces imposibles para los bolsillos que las soportan. Anthony Martial, Steven Berwijn, Tecatito Corona, Edinson Cavani… conforman algunos de los sueños para un equipo que camina con paso firme en la segunda posición liguera, pero que a la vez sufre las convulsiones de una economía maltrecha por su inesperada caída de la Champions, ay, Jules Koundé, y una gran cantidad de lesiones en el plantel, algunas que responden a la mala suerte y otras a una carga excesiva de partidos o una distribución irregular de los esfuerzos en una plantilla veterana.

Jul y Gan son de los que creen firmemente que Julen Lopetegui es un excelente entrenador, que con él el Sevilla Fútbol Club ha continuado y mejorado la línea de excelencia que comenzó hace nada más y nada menos que quince años, y que el Nunca te rindas tiene durante esta temporada un reflejo extraordinario en el equipo, aún mayor si cabe al de otras temporadas.

La capacidad de resistencia y sufrimiento del equipo ha sido sobresaliente. Es cierto que ha habido partidos malos, cómo no los va a haber con tantos como se juegan y teniendo en cuenta que enfrente hay otros jugadores y entrenadores que desean ganar tanto como los nuestros. Pero no lo es menos que también ha habido más expulsiones y lesiones musculares que otras temporadas.

Si la segunda lesión de Suso o la de Lamela pueden achacarse a la mala suerte, la primera del jugador gaditano, las de Jesús Navas, En-Nesyri, Acuña, Óliver o Montiel tienen otras causas que en otros momentos no se habían producido. Si el tono físico ha sido ejemplar en otros momentos, ahora es justo también reconocer que no es el mejor y que las lesiones también tienen que ver. Y no es que Jul y Gan culpen al cuerpo técnico de lo que sucede, pero algo habrá que pensar a la hora de enjuiciar ese cúmulo de lesiones unidas a un físico que le ha restado puntos al Sevilla Fútbol Club en las diferentes competiciones, especialmente en Europa y en la Copa del Rey.

En casa tenemos el temor de que los cinco meses de competición que restan sean complejos de resistir al mismo nivel exhibido en liga, y lo decimos con la rabia de ver a un Real Madrid menor pasearse por una liga que podría ser una oportunidad para romper la tradición a la que nos tienen acostumbrados los grandes y el comité arbitral.

En momentos como los de ahora, de grandes deseos y sueños de felicidad para el año que tenemos a la vuelta de la esquina, los anhelos de mejora que Monchi haga del equipo para culminar la temporada del Sevilla Fútbol Club están en todos los corazones sevillistas. Y ello a pesar de la espada de Damocles que se cierne sobre nuestras cabezas, al temer que el merecido pelotazo que se llevó Jordi Alba fuera la última acción de Koundé con la elástica sevillista.

En una semana comenzaremos a saber, a tener una leve idea de lo que va a suceder. Si habrá ventas importantes, si conoceremos fichajes de Monchi que nos ilusionen… Si nos entramparemos en nombre de una Champions futura, con la subsiguiente segunda espada de Damocles acechando, esta con el nombre de 777 Partners, o si al final será una mezcla de todo.

También habrá que ver si la tímida apuesta por la cantera del Sevilla Fútbol Club que se ha iniciado en estas últimas semanas obedece a una obligación derivada de la necesidad o, por el contrario, el entrenador vasco, hijo de una cantera viva y rica como en la que nació, tiene confianza en los chavales que vienen de abajo.

Son muchas las incógnitas por despejar en estos tiempos en los que celebramos el regreso de la luz a nuestras vidas. Una de ellas será, sin duda, si nuestro rey Baltasar Monchi podrá subirse a su carroza el próximo 5 de enero, Habrá que esperar, aunque imaginamos que no por mucho tiempo, porque para la noche de Reyes, tres de los nuestros habrán volado con su selección marroquí por tiempo indefinido, quizás hasta un 31 de enero en el que la ventana de fichajes se cerrará y, esperemos que no, acabe con la esperanza en una liga por la que todavía merece la pena luchar. Confiemos.

Mientras tanto, a Jul y Gan, y a este humilde transcriptor, solo nos queda desear a toda la familia sevillista que, en este año que estamos a punto de comenzar, la Giralda presuma orgullosa de ver al equipo en el Sánchez-Pizjuán, y en todos los estadios que visitemos.

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