Semana de resurrecciones

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Vaya campeonato del mundo de fútbol que estamos viviendo. Tras la euforia frente a Costa Rica, un empate con sabor agridulce contra Alemania y una complejidad en el grupo que hace que, con cuatro puntos en dos partidos, con más siete en el goal average, nada esté conseguido. El fútbol es así de complejo y de emotivo. Cuando mejor estaba España, cuando el dominio del balón en la segunda parte se hacía más patente, llega una pérdida, gol para Alemania, y a sufrir. Porque el que estaba muerto ha resucitado y a punto estuvo de cambiarnos su papel en esta historia.

No hubiera sido justo, por otra parte, porque España ha jugado bien, e incluso ve reforzado su papel como una de las selecciones a tener en cuenta en el torneo. Por el buen juego desplegado y porque Alemania siempre será Alemania, y haberla dominado a lo largo del encuentro no es tarea fácil ni mucho menos.

Ha comenzado la segunda jornada de la fase previa y ya han desaparecido las críticas hacia el régimen político catarí. Nadie se tapa la boca ya ni, salvo España, enmudece al escuchar su himno. El dinero todo lo puede y los gestos quedaron atrás. Quizás los alemanes decidieran no taparse la boca más después de que Japón se las cerrara en el primer partido. E Irán, cuyo silencio sí que tiene mérito, porque los jugadores tienen que volver a un país cuya democracia no es precisamente la alemana, optó por hablar en el campo y vencer de forma contundente, en espera de que se haga el milagro de pasar a octavos de final. Desconozco si en su religión están contemplados estos hechos inexplicables de intención y ejecución divina o de algunos de sus intermediarios llamados santos y no agentes futbolísticos.

Aunque el fútbol es muchas veces el reflejo de la vida, parece que se empeña en desdecir las profundas desigualdades existentes en el planeta. La gran diferencia es que este deporte respecto a otros es que es un deporte del pueblo, que se puede jugar en cualquier parte, sin apenas medios, y con poco, y con el auxilio de internet, puede aprenderse de estrategia y así hablar de tú a tú a cualquier selección. Si las desigualdades son más evidentes en el fútbol de club, en el de selecciones no es ni mucho menos así. Aunque de eso mejor hablamos cuando en cuartos de final

Si la primera jornada nos regaló muchas sorpresas, esta ha traído algunas resurrecciones que empiezan por la A. Una a medias, la de Alemania; otra más aparente, la de Argentina. Sin embargo, Argentina no está bien y quién sabe si solo el entusiasmo les hará llegar lejos.

Mientras todo esto sucede, los nuestros, los de colorao, o los que quedan de ellos, preparan en la Ciudad Deportiva el regreso de la liga. El ambiente preasambleario está absolutamente enrarecido por el silencio de unos y la verborrea de otros. Estar en puestos de descenso ha animado a muchos a pensar en soluciones drásticas y a echarnos en brazos de extraños. Las dictaduras y sus dictadores siempre vinieron en épocas difíciles. El fútbol también es a veces un deporte con poca memoria, sobre todo cuando priman títulos y resultados a corto plazo. Y también poco agradecido. A ver qué sucede.

Esta semana tocará Japón, que también calibrará nuestras posibilidades de continuar soñando con llegar lejos en el campeonato. Por ahora, vamos bien. La gente joven se está haciendo a competir al más alto nivel y es más que probable que conforme avance el campeonato los jóvenes adquieran la veteranía y temple competitivo que no parece que les falte, aunque un mundial es siempre un mundial.

Y a ver qué toca por Eduardo Dato. Parece que este consejo apostará por las palancas si sale con bien de la junta general de accionistas. El riesgo para evitar el abismo, cosas de ser un club familiar, por mucha profesionalización que se haya conseguido a lo largo de estos años. Mucha tarea por hacer con tan solo un mes de plazo, el de enero, para recomponer todo. En un momento en el que no podemos esperar hasta final de mes para recomponer la plantilla, porque para entonces el socavón en el que nos movemos puede llegar a convertirse en una cueva solo apta para espeleólogos.

Miremos a diciembre con esperanza. A España le fue bien cuando al Sevilla le fue bien. Quizás solo sea una cábala, una superstición. Pero es que llega un momento en el que hay sacar todas las estampitas de los santos, porque en realidad todos los que amamos el fútbol sabemos que los milagros existen y que Dios jugó una temporada en el Sevilla Fútbol Club. Amén.

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