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Otra sensación

Alguien va a volver el miércoles a sus domicilios con una sensación desconocida. Los seguidores del Sevilla Fútbol Club no saben qué es hacer un viaje de regreso de una final de la UEFA Europa League con la decepción de la derrota; de la misma forma que Jose Mourinho siempre ha resultado campeón cuando ha llegado al último partido de una competición. Puesto que todavía no se conoce la fórmula para que una final la ganen los dos contendientes, es evidente que o bien el sevillismo o bien el entrenador portugués se irá por primera vez del estadio con cara triste.

Quien, por contra, debe salir sonriente en cualquiera de las dos circunstancias es José Luis Mendilibar, quien ya puede considerarse triunfador sea cual sea el resultado, ya que la disputa de una final de una competición europea es un premio que probablemente le debía el fútbol a su dilatada trayectoria de entrenador.

Además, la cita de Budapest va a dilucidar si llevaba razón el alemán Jurgen Klopp cuando en cierta ocasión en la que Mourinho le vacilaba de haber conseguido una Europa League, y él no, respondía: “Es verdad, pero Mourinho no ha jugado una final contra el Sevilla Fútbol Club”. Por supuesto que el hecho de haberla ganado seis veces otorga a nuestro equipo un plus en las quinielas sobre quién será el próximo campeón de la UEL, pero en esta ocasión ese récord se ve contrarrestado por la condición de invicto del técnico luso en una final de cualquier competición, lo que hace que el favoritismo se decante a favor de su equipo, aunque por estrecho margen.

A favor de la AS Roma está el hecho de contar con una plantilla de futbolistas mucho más completa que la sevillista, así como más valorada. Su valoración global de mercado supera los 300 millones de euros, cuando los nuestros apenas llegan a los 200 millones. Varios de sus jugadores -Abraham, Roger Ibáñez, Dybala, Pellegrini, Cristante- se cotizan por encima de los 20 millones de euros en el mercado futbolístico, mientras que en el Sevilla Fútbol Club el único que se acerca un poco a esa cifra es En-Nesyri aunque se queda en solo 15 millones de euros. En términos presupuestarios, el club romano demuestra su potencial muy superior al sevillista sólo con la contratación del delantero inglés Tammy Abraham, por el que pagó al Chelsea en la temporada 21/22 40 millones de euros, una cifra absolutamente desorbitada para Monchi.

La habitualidad con la que su entrenador ha disputado finales es otra de las grandes ventajas que atesoran los romanos, a pesar de que la condición de novato en estas lides no se está notando mucho en el caso de Mendilibar, quien se ha desempeñado con verdadera maestría en las dos eliminatorias que ha superado ante Manchester United y Juventus. Aunque parezca paradójico, estos dos triunfos son la verdadera baza a favor de nuestro equipo, sobre todo en el caso de la semifinal. Los romanistas de Mourinho han llegado hasta la cita de Budapest por el lado amable del cuadro mientras que el Sevilla Fútbol Club ha tenido que eliminar a los cocos de la competición, lo que le confiere un plus de competitividad, sobre todo al superar al todopoderoso de la Serie A, como es el cuadro juventino. Es obvio que llegar a la final de la UEL no es un regalo que se le conceda a uno de los participantes al principio de la competición. Para llegar hasta ahí, la Roma ha tenido que eliminar a Salzburgo, Real Sociedad, Feyenoord y Leverkusen. A buen seguro que si se le hubiera dado a elegir al entrenador portugués que cambiara su ruta por la de PSV-Fenerbahce-United-Juventus, su respuesta habría sido negativa.

Por lo tanto, el plus de dificultad con el que cuenta el Sevilla Fútbol Club es un factor favorable a la hora de afrontar la última cita de la competición. Incluso se puede sacar mucho provecho de haber eliminado a la Juve, puesto que su fútbol y el de la Roma es prácticamente calcado, por lo que los pupilos de Mendi ya saben cómo tienen que desempeñarse para campeonar. Como ocurrió ante los turineses, lo peor que puede ocurrir durante el partido es que el rival se nos adelante en el marcador, ya que su capacidad defensiva es típica de los equipos transalpinos; aunque esta circunstancia ya se pudo superar en la vuelta de la semifinal. Afrontar la final es ciertamente sencillo para los sevillistas, basta con repetir los conceptos puestos en funcionamiento en los dos partidos contra la Juve y considerar que, si entonces hubo éxito, por qué no ahora también.

Así que. Llevamos seis. ¿Por qué no siete? Eso también sería otra sensación desconocida hasta ahora.

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