Martial, posible titular en Cádiz

No, no es el regalo de Reyes anticipado que nos ha hecho Monchi y el Sevilla Fútbol Club. El regalo hasta ahora, y pendiente de que nosotros podamos devolverlo esta noche, nos lo ha hecho el Real Madrid cayendo derrotado en Getafe. No se trata de un regalo sino de un titular para que nos lean a Jul y Gan, para atraer lectores como esa multitud de artículos- propaganda que nos aparecen en cuanto abrimos cualquier noticia de internet, ese tipo de periodismo tan en boga y que tanto daño está haciendo a una profesión que se empeña en dejar de serlo.

Que Anthony Martial sea titular en el Nuevo Mirandilla y antiguo Carranza es algo tan misterioso o desconocido como el nombre de los futbolistas del Sevilla Fútbol Club, y de no pocos equipos, que han caído en estos días en algún test de covid-19. Imaginamos que están en su derecho a no comunicarlo, que se puede esgrimir el derecho, y perdón por la repetición, a la intimidad de los futbolistas, y que cualquier abogado podría argumentar diversidad de razones para no revelar quiénes no van a poder jugar por contagios, lesiones o razones varias, pero algo deberían contar quienes mantienen el circo en esto. Porque el circo lo mantienen quienes pagan las entradas, se abonan a las cadenas de televisión, compran las camisetas, se gastan sus ahorros en seguir al club de sus amores por toda España y Europa y hasta apuestan y se ludopatizan o invierten en las tenebrosas empresas que patrocinan a las diferentes entidades. Esos mismos que no saben si el nuevo delantero será Martial o De Jong, si Denis Suárez va a regresar o si el Chelsea volverá a intentar lo que creyó que iba a conseguir sin despeinarse el pasado mes de agosto.

El fútbol es un deporte que cada vez se va haciendo más oscuro y tenebroso. Resulta muy difícil informar de lo que sucede. Los equipos no hablan de bajas, no pueden criticar la labor de los árbitros ni los horarios a veces infernales de los partidos. Los futbolistas ganan más dinero que nunca pero viven también aislados, en una burbuja impenetrable. Parece como si todos, profesionales y aficionados, hubiéramos quedado relegados a meros espectadores de un teatro en el que todos desconocemos quiénes son los que realmente manejan los hilos de unas marionetas de las que todos formamos parte, bien como protagonistas principales, actores de reparto o meros figurantes.

Así que Jul y Gan reconocen si Martial va a sustituir hoy a Rafa Mir en la punta del Sevilla Fútbol Club o jugará en la banda izquierda, si se ha roto definitivamente con Melanie o se van a quedar ambos, juntos o separados, en Manchester. Tampoco sabemos quiénes son los futbolistas que dieron positivo por covid-19 ni si Valentino va a tener que llamar a su abuelo Héctor Horacio Scotta para completar el once que salte al césped esta noche.

Como tantos negocios oscuros, el fútbol da lugar a empresas auxiliares, a negocios derivados. Y del oscurantismo florecen los bulos, las noticias falsas y todo tipo de especulaciones que enriquecen a medios que más que deportivos parece que se empeñan en resucitar a toda la ciencia esotérica y a la bruja Lola reencarnada en Fabrizio Romano. Porque, al fin y al cabo, donde nada se sabe cualquier noticia vale, so pretexto de despistar a los contrincantes. Tanto desconocimiento hay, que celebrar el Día de los Inocentes se hace raro en esto del fútbol, porque cualquier noticia, por disparatada que parezca tiene cabida y puede presentarse como seria. Desgraciadamente, la línea que separa la verdad y la mentira es muy difícil, imposible de ver porque todo puede ser a un tiempo verdad y mentira.

Lo único cierto que podremos saber esta noche es aquello que dijo el gran Bilardo: Los de colorao son los nuestros. Y eso que ni siquiera sabemos de qué color saldrá el Sevilla Fútbol Club al terreno de juego.

Mientras se aclara todo, deseemos que 2022 sea un año aún mejor para los de colorao y que el regalo que nos han traído en Madrid no caiga en saco roto. Aunque vuelva la prensa de la capital a darnos el coñazo. Qué cruz.