Si algún nombre propio tiene el actual Sevilla FC, ese es Monchi. Para bien y para mal, mucho más para bien que para mal, ese es el diminutivo que nos identifica. Ya sé que la realidad va mucho más allá de un nombre, somos multitud; y como Ulises a la pregunta de cuál es nuestro nombre, la respuesta tendría que ser: ¡Nadie! Perdonen esta debilidad liberal de ponerle nombre propio a un proyecto colectivo y anónimo, pero si alguien sale en todas las fotos del Sevilla FC del siglo XXI, ese es Monchi.
Intentar entender a este Sevilla FC fascinante del siglo XXI es comprender al León isleño. Aquí van algunas notas ínfimas sobre el personaje que responde al apodo de Monchi.
- Monchi es genial. Esto significa que es imprevisible, porque en él habita el gen de la locura creativa y es clarividente, ve, busca y encuentra donde otros no ven nada o lo que ven no les llama la atención. Por eso Monchi ficha mucho mejor con poco dinero que con mucho. Los grandes éxitos, muchos, han sido baratos (Alves, Palop, Kanouté, Fabiano, Adriano, Renato, Maresca, Bono, En-Nesyri, Banega, Diego Carlos…) y los fracasos, mucho menos caros (Kerzhakov, Chevchenko, Isco, Martial).
- Monchi es soberbio, aunque no lo parezca. Ese empeño en ser siempre genial le dota también de una ceguera ante lo evidente. La soberbia es un precio que tiene que pagar por la genialidad. No ver que el proyecto de Lopetegui en el Sevilla FC era insostenible ya la temporada pasada nos ha podido costar caro.
- Monchi es humilde, aunque no lo parezca. Monchi es un hombre del pueblo y de pueblo, trabajador obsesivo, sabe de sobra desde pequeñito lo que vale un peine. Por eso vende bien y su tasa de acierto en los descartes no falla nunca. Lo de Ocampos fue más cosa de Lopetegui que de él, lo ha corregido a tiempo y ahora estamos viendo lo bien vendido que estuvo Bryan Gil.
- Monchi es gaditano. Soy de los que piensan que Cádiz es lo mejor que queda de Sevilla. Comparto con el poeta Fernando Villalón esa cartografía onírica que divide al mundo civilizado en dos hemisferios: al norte Sevilla, en el centro Lebrija y al sur Cádiz. Ser gaditano lo explica casi todo sobre Monchi. El bulto que poco a poco engullía a Pericón en la Caleta, según la historia de Ortiz Nuevo, es el que vive en las entrañas del Monchi más cañaílla. Siempre resucita especialmente cuando los farsantes le dan por muerto.
Genial, soberbio, humilde, gaditano… ¿Entienden la locura del servilismo el jueves pasado? No le den más vueltas. Solo un nombre, Monchi, lo explica.
