Un portero, como era Bono, tiene que ser frío. Uno, como es Nyland, tiene que regalarle tranquilidad al equipo. La frialdad es la elegancia de los porteros. El gran Iribar era majestuoso en su fría solemnidad. Luego, los porteros deben tener otras virtudes y entre ellas, como decía Alfredo Di Stefano, que las pelotas que vayan fuera no entren dentro, pero siempre con mesura. Aunque los guardametas gastan fama de locos, lo cierto y real es que son de los jugadores más inteligentes y equilibrados de un equipo. No hay una posición en el campo que dé más entrenadores y secretarios técnicos deportivos que la portería. Monchi o Zubizarreta, sin ir más lejos, eran porteros en origen.
Nyland vino al Sevilla FC de puntillas, sin apenas hacer ruido y entre no pocas muestras de desprecio de algunos listos del lugar. Tenía que suplir a una leyenda, Yassine Bono. Pocos daban un duro por él. Un portero noruego... ya mayorcito, vaya tela. Decían que era un portero frío como si eso fuera un defecto. Los primeros partidos fueron tan correctos como discretos hasta que se lesionó. Y ahí es donde empezamos a notar la frialdad de su ausencia ante el torbellino hormonal de Dmitrovic. Nunca echamos tanto de menos el frío de enero como con las calenturas de agosto. La defensa fue un manojo de nervios. Los centros a balón parado, una tortura. El equipo no tocó el descenso porque había otros tres mucho peores por debajo.
En la noche del domingo, Nyland serenó la defensa y salvó el partido con una extraordinaria salida ante Morata. Si ese balón entra, los demonios habrían vuelto. Pero no entró porque allí estaba ese portero con coleta rubio que surgió del frío. Contra el Athletic de Madrid brillaron muchos jugadores, especialmente dos provenientes del sur profundo (la Fez de En-Nesyri y la Lebrija de Isaac Romero), pero Nyland brilló sin luz que le enfocara, lo cual ya tiene mérito. Ahora ya podemos decirlo: el Sevilla Fútbol Club tiene otra vez un portero frío y elegante, como Bono, que aunque era marroquí de nacimiento se había criado en el frío Canadá; para la era del Antropoceno y el calentamiento global. Adaptativos que somos los sevillistas