Carnavales que espantan los males

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Mañana jueves, a la hora en que el Sevilla Fútbol Club regresa a competiciones europeas, en el Gran Teatro Falla de Cádiz se estará celebrando la final del concurso de romanceros del Carnaval.

A la hora en que escribo esto, aún no sé si el romancero de Sevilla, el romancero de Kiko Quiñones, a quien le escribo las letras, habrá pasado a la final. Este año lo hemos titulado “Si no hay bar, lo tendremos que acatar”, y cuenta con dos personajes. El principal es un juez de línea homosexual, alcohólico, drogadicto y corrupto que es elegido para acompañar al Mundial de Catar a Mateu Lahoz. El otro es un emir catarí que persigue al juez de línea para recuperar el dinero entregado como soborno para el amaño de partidos.

Hay quien cantaba que la vida es un carnaval. Pues en eso pensábamos cuando escribimos cosas como estas:

“Los moros me dieron cariño
Y unos cuantos de millones
Deben ser sindicalistas
Trabajan con comisiones”.

“A cambio sólo pedían
Un poco de ayuda en las bandas
Y con varios maletines
Yo tengo claro quién manda”.

(…)

“Nos dieron de bienvenida
Qué mierda de recepción
Cuscús en vez de jamón
No hay que ser cabrón”.

“Sin mujeres, sin alcohol,
¿Qué significa esta farsa?
Más que fiesta parecía
El ensayo una comparsa”.

“Bebían como cosacos
En teoría té moruno
Pero de dar camballás
No se libraba ni uno”.

(…)

“En lugares apartados
Se hacían algunos corrillos
Y pasaban los billetes
De la mano a los bolsillos”

“El presidente alemán
No soltó ni un solo chavo
Yo ya tenía muy claro
Que no pasaban de octavos”.

(…)

“Comenzaron los partidos
Y vaya casualidad
Que nos tocó arbitrar
Senegal contra Catar”.

“Yo lo tenía muy claro
Tiene que ganar Catar
Y si la cosa se tuerce
Salgo yo a rematar”.

“Mateu no se enteraba
Y yo por el pinganillo
Que me están amenazando
Los que están en el banquillo”.

(…)

“Mateu no daba crédito
Porque no entendía nada
Y yo decía muy serio
¡Que revisen la jugada!”.

“Lo mismo que todo el mundo
Nuestros colegas del Var
Preguntaban a Mateu
Qué tenían que mirar”.

“Que miren los telediarios
Les decía yo insistente
Y comprobareis qué pasa
Cuando se enfada esta gente”.

(…)

“Hicimos lo que pudimos
Pa que ganaran los notas
Mateu llegó a sacar
Diecisiete tarjetas rojas”.

“Alargó tanto el partido
Que no pitaba el final
Yo llamé a nuestro hotel
No me esperéis pa cenar”.

(…)

“Así termina la historia
Arbitrando en un Mundial
Yo lo tengo más que claro
No nos vuelven a llamar”.

“Aún nos queda nuestra Liga
Donde el juego limpio brilla
A ver si nos toca pronto
En el Nuevo Mirandilla”.

(…)

“Ya solo os queda aplaudir
Que pitos ya los doy yo
Porque aquí el único malo
Se llama Mateu Lahoz”.

Es sólo un extracto, pero tenéis la oportunidad de escuchar la verdadera y completa historia del juez de línea el próximo sábado, día 25, con los amigos de la Peña Sevillista al Relente, en nueva edición de su jornada de convivencia en torno al Carnaval.

Si no, nos vemos por las calles de Cádiz. Como escribió el poeta Juan Carlos Aragón para su comparsa Los ladrones, «Que no te roben tus divinos carnavales, los de la puñetera calle, los carnavales de siempre, los que nosotros cantamos con la palabra valiente, que hace que tiemble el tirano y se divierta la gente». Amén.

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