A veces me pregunto qué coño hago aquí escribiendo estas líneas cada semana. Llevo cincuenta años viendo partidos de fútbol al Sevilla, el primero un tres a cero al Barcelona en la liga 1969/70, con dos goles de Berruezo y uno de Lora en el minuto 3 que me perdí por culpa del tío Leo, que llegó tarde con las entradas, y creo, que como les pasa a tantos otros aficionados, el hecho de ir al estadio no me ha hecho entender lo suficiente este deporte. Al menos no como para tener una columna semanal en una revista como esta.
Tampoco me consuela que yo no sea el único columnista ignorante del panorama periodístico, y más aún cuando me sonrojo leyendo a algunos articulistas escribir sobre temas que, al menos en teoría, son más importantes que el fútbol, como la política, con la excusa de que siguen la línea ideológica de quienes les pagan o son reputados literatos a los que hay que aguantarles todo, incluso sus tonterías y doctas ignorancias.
No me considero un entendido de fútbol ni tampoco soy un reputado literato, ni reputeado siquiera, y precisamente por eso a veces me pregunto de qué sirven mis opiniones aquí cuando habría otras voces más autorizadas para exponer sus impresiones. Pero como la vida es como es, de nuevo me lanzo a la piscina, esta vez a hablar sobre las impresiones que me dejó nuestro equipo ante un equipo de nombre tan afín a mí, el Reading, cuyo filial no sé si es el Reading Atlético o el Writing.
Más allá de que Sergio Rico me sigue pareciendo un excelente portero bajo los palos aunque parezca que le quema abandonar la línea de gol, me gustó mucho el sistema de presión sin balón que ejerció el equipo, su afán por recuperar la posesión lo antes posible. Va a exigir plenitud de forma física, de ahí que las rotaciones serán imprescindibles. En cuanto a los nuevos, me gustó Joan Jordán y me sorprendió Fernando.
El brasileño acababa de llegar de Turquía, apenas llevaba unas horas con el equipo, es probable que ni un entrenamiento siquiera, y se notó su presencia. Al igual que todos los demás fichajes necesitarán un tiempo para que podamos decir si han sido lo valiosos que esperamos, Fernando Reges, el Pulpo, tendrá que demostrar si el empaque que exhibió en el estadio de San José de la Rinconada lo manifestará también en el Bernabéu o en el Nou Camp. Pero cuando un jugador llega y muestra lo que este futbolista mostró significa algo, e importante, no todos los futbolistas son capaces de entenderse así si no hay una tremenda calidad implícita. Un centro del campo con Jordán, Banega, Fernando, Óliver Torres, Mudo Vázquez… Uff. Esto promete, ¿o es la ilusión de cada pretemporada?
Dicho esto, reaparece el literato romántico al acordarse de otros futbolistas. Me conmueve la actitud de Nolito durante el partido. Vista su talentosa trayectoria futbolística y su honestidad sobre el terreno de juego, creo que me va a doler que se vaya. Quizás sea lo mejor para él, pero me apena que haya pasado sin pena ni gloria por el Sevilla. Me encantaría que tuviera un hueco, que sacara todo lo que quiere ofrecer y no ha podido hasta ahora, que lo disfrutáramos como los celtiñas, pero mucho me temo que no va a poder ser, que pronto hará las maletas. Ni ha sido el primero ni será el último futbolista al que esto le pase. Una pena.
Capítulo aparte merecen los canteranos. Aquí imagino que se notará más mi impericia, mi falta de conocimiento de lo que es el fútbol, pero qué tristeza siento cuando veo a jugadores como Pozo o Lara hacer partidos como el de ayer y que después no tengan sitio en el primer equipo, que no haya espacio para ellos porque su lugar lo ocupan jugadores que vienen de fuera que acaban por no dar la talla y por taponar el crecimiento de estos futbolistas. ¿Dónde estarán Lara, Pozo, Carlos Fernández, Bryan Gil esta temporada? ¿Tendremos algún día que recomprarlos, o frustrarnos porque no los podemos recuperar? ¿Serán la repetición de casos como los de Campaña o Luis Alberto?
Sí, son otros tiempos, tan diferentes a aquellos en los que el tío Leo me robó el gol de Lora, en los que un buen número de canteranos defendían nuestro escudo y pasaban prácticamente toda su carrera deportiva en la casa, ganándolo 3 a 0 al Barcelona, que no se olvide. Ahora es raro que un futbolista nos dure más de dos o tres temporadas, y una cantera no da para tanta rotación, ni mucho menos. Pero esa jugada entre Pozo y Larita merece más oportunidades.