Excelentes noticias las que el Sevilla FC de Quique Sánchez Flores regaló a su afición con su cómoda victoria frente al Granada. Un excelente partido de los que no se recordaban esta temporada y que refuerza el rol del preparador en el conjunto hispalense. Los rojiblancos golearon a un equipo virtualmente descendido y amarraron la permanencia de forma matemática. Con un juego muy vistoso, especialmente en la segunda parte, los de Nervión se afianzan en mitad de tabla y ya comienzan a mirar de cerca esa décima plaza que renovaría automáticamente al técnico madrileño, verdadero artífice de la resurrección sevillista.
Quique sorprende con un nuevo planteamiento
No es muy dado el entrenador del Sevilla FC a sorprender con noticias extravagantes. Pero a la larga lista de lesionados se unía el deseo de agradar a la grada de Nervión. Una declaración de intenciones, una vez atada la permanencia, que Quique Sánchez Flores ya había anunciado en varias ruedas de prensa. El que avisa no es traidor. Retornaban Ocampos y Lamela a los extremos y se dejaba a En-Nesyri como única referencia en ataque. Un planteamiento que costó que carburara, a pesar del tempranero gol de Marcos Acuña que ponía la tranquilidad en la grada y en el luminoso del coliseo sevillano.
El Granada no fue un convidado de piedra y lanzaba contragolpes, con mucho peligro, a la meta defendida por un soberbio Nyland. A pesar de la ventaja en el marcador la grada temía malas noticias de un Sevilla FC que no acertaba a desactivar los ataques nazaríes. Un gol anulado al Granada puso sobre aviso a la defensa liderada por un Sergio Ramos que fue de menos a más. Se notaba al equipo más suelto, pero los errores no forzados en la medular, con unos Agoumé y Soumaré en un rol distinto al acostumbrado, metían el miedo en el cuerpo a una parroquia acostumbrada a sufrir. El plan de Quique Sánchez Flores lograba la ventaja en el descanso, pero con dudas en cuanto a su planteamiento.
Una segunda parte espectacular
Parece que Quique Sánchez Flores dio con la tecla en el descanso. Cierto es que el planteamiento del técnico permitía adivinar sus intenciones. Un equipo que desbordara por los extremos, con un mediocampo de contención que no cometiera errores. Acumulando gente al ataque desde la segunda línea. En la primera parte las malas noticias se centraban en que los jugadores del Sevilla FC parecían no adaptarse al nuevo dibujo de juego. En la segunda todo cambió, y se pudo ver el juego más vistoso de lo que llevamos de temporada. Con un centro del campo sorprendentemente liderado por un inconmensurable Agoumé. Los hispalenses no tardaron ni cinco minutos en anotar su segundo tanto. Siguiendo con su racha meteórica, el marroquí En-Nesyri anotaba su décimo tercer gol en Liga. Números de goleador por los que la dirección deportiva debe analizar bien si compensa la salida del alauita, salvo jugosísima oferta.
Ya con el segundo tanto en el luminoso, la fiesta se contagió a todos los niveles. Con una grada la del Ramón Sánchez-Pizjuán volcada con los suyos, los jugadores se soltaron. Soumaré y Agoumé dieron un recital en el centro del campo. Navas y Ocampos planteaban una banda eléctrica en Nervión. Las malas noticias se centraban en la lesión del central del Sevilla FC Kike Salas, que tuvo que abandonar el verde. Quique Sánchez Flores comenzaba a dar entrada a los menos habituales. Desde Lukebakio y Nianzou hasta Hannibal y Véliz, dio minutos para todos. Precisamente el belga en una acción genial en el área anotó el tercero y desató la locura en Nervión. El colofón a un partido que congracia a este equipo con su afición y asegura matemáticamente la permanencia.
El trabajo de Quique Sánchez Flores se consolida
El preparador madrileño está viendo recompensado su trabajo con una consolidación total tanto de su trabajo como de su figura en la capital andaluza. El partido contra el Granada demostró que puede y quiere salir de la efectividad en la que parecía anclado. Pero que era imprescindible si se quería sacar los resultados que asentasen al conjunto hispalense en la categoría. Liberado de la presión, tanto el entrenador como sus jugadores alzan el vuelo. Tanto que la presión se torna a la planta noble de Nervión, que sigue deshojando la margarita con un entrenador que está demostrando lo que vale. Y metiéndose a la grada sevillana en el bolsillo. Disfrutando, de paso, con el camino avanzado. Quedan cuatro jornadas. La décima plaza de La Liga está a tiro. Y este Sevilla está lanzado. Queda ver hasta dónde llega la racha.
