Opinión

Ideas claras

Ideas claras

Escuchar a Jorge Sampaoli hablar de la “furia del Sánchez-Pizjuán” debe provocar a cualquier sevillista la misma emoción que cuando el insigne Joaquín Caparrós admitía que le hervía la sangre roja, ya que sentimientos así son la base fundamental para que el Sevilla Fútbol Club ocupe el lugar que viene indicado en la historia y también en los presupuestos. Después de la victoria, apabullante en un primer tiempo primoroso, ante el Mallorca el pasado sábado, el entrenador argentino ensalzaba la actitud y el desempeño de sus futbolistas pero también evidenciaba la distancia que aún falta por recorrer hasta llegar a los niveles, no sólo numéricos, propios de este club.

Los análisis futbolísticos son habitualmente más propios del corazón que de la razón, de ahí que cualquier futbolista pase de héroe a villano por sólo marcar un gol, cualquier entrenador torna de inútil a maestro mediando sólo una victoria y cualquier equipo es candidato a la liga o al descenso de un fin de semana a otro. Es la esencia de la pasión balompédica. Por eso es tan importante que la calma sea una de las virtudes de los dirigentes futbolísticos ya sea su función de despachos o de dirección técnica. Un análisis calmado de la situación actual del Sevilla FC sólo puede conducir a poner el foco en lo que queda por recorrer más que en lo ya recorrido, lo que, llevado al plano matemático de la competición, se traduce en que el descenso está a tan solo cuatro puntos y la distancia que aún falta hasta llegar a puestos europeos es más del doble, concretamente, nueve.

Para retornar a la élite clasificatoria, es requisito indispensable, sin duda, conseguir “la furia del Sánchez-Pizjuán”, ésa que provoque en los rivales temblor de piernas desde el preciso instante en que vean el mosaico de nuestra fachada principal. Jugar en el estadio del Sevilla FC debe ser para los contrincantes un mal trago desde el mismo momento en que escuchen “Cuentan las lenguas antiguas”, ahí tienen que empezar a sentir que están derrotados. Eso es lo que quiere conseguir Sampaoli y en eso a buen seguro que estará acompañado de toda la tropa sevillista.

No obstante, el diagnóstico del entrenador argentino queda incompleto. Por ello, hay que recurrir también a otra reflexión manada del partido del pasado sábado, en este caso en boca de uno de los miembros más destacados del plantel, el centrocampista Fernando, quien ponía el acento en la necesidad de que el equipo se mantuviera igual de firme cuando juega en campo contrario. Algún observador malicioso interpretaría que técnico y jugador discrepan en su análisis sobre la situación del equipo. Nada más lejos de la realidad. Ambas visiones son absolutamente complementarias y conforman un cuadro que refleja perfectamente las necesidades actuales del Sevilla, y muestra que en el vestuario las ideas están muy claras.  

De Perogrullo sería decir que la situación sólo se recompone ganando ya sea en partidos de casa o de fuera, que en todos los compromisos hay que sumar de tres en tres y que cuantas más victorias se consigan más arriba se estará en la clasificación. Pues claro. Hasta ahora no se conoce a ningún equipo que haya descendido teniendo más partidos ganados que perdidos. Mas eso no sería hacer un análisis riguroso del escenario actual en el que se desenvuelve nuestro equipo. De ahí que los deseos que muestran tanto Sampaoli como Fernando cobren más importancia que los comentarios banales que se leen en distintos foros.

La intención del argentino parece estar cerca de conseguirse pues las cuatro últimas victorias en Nervión, tres de ellas dejando la portería imbatida, indican un buen camino. Sin embargo, la del brasileño aún está por conseguir, lo que da especial trascendencia al choque del domingo próximo en el madrileño barrio de Vallecas ante quienes ocupan la última plaza con billete europeo. Lo de Barcelona es un borrón previsible que no debe dejar más huella en el ánimo del plantel, por lo que el choque vallecano habría que compararlo más con el copero de Pamplona o el liguero de Gerona, en los que los errores propios impidieron obtener resultados positivos. La intensidad y la fortaleza física y anímica deben ser señas de identidad indelebles en el ánimo del equipo sean cuales sean las circunstancias que rodeen al encuentro.

Atendiendo a lo que se escucha de los protagonistas, los aficionados podemos albergar la esperanza de que se cumplan sus deseos. Si ellos saben lo que quieren, será más fácil que lo consigan y que nosotros lo disfrutemos.

Manuel Vicente

Calendar febrero 14, 2023

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te interesa

Lío gordo en el Sánchez-Pizjuán

Francisco Garrido Peña

mayo 18, 2023

Adiós con Mendilibar

Manuel Vicente

junio 6, 2023

Monchi destituyó a Lopetegui el lunes

Eduardo Cruz Acillona

octubre 5, 2022