Es una lata el trabajar

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El pasado viernes celebrábamos, es un decir, el Día Mundial de la Salud en el Trabajo, algo completamente absurdo y contradictorio (“oxímoron” lo llaman los entendidos) pues cuando estamos sanos el trabajo se encarga de arruinarnos la buena salud y, cuando enfermamos, no vamos a trabajar y cogemos la baja laboral. Es por ello que, días después, se tuvieron que inventar deprisa y corriendo (vaya chapuza de trabajo) el Día Mundial del Ídem y, por su puesto, hacerlo festivo, faltaría más. Si a eso le sumas que venimos de unos cuantos días de intensa y sofocante Feria… Pues normal, el lunes por la noche estábamos que lo último en lo que pensábamos era en el trabajo.

Y algo así le debió pasar al Sevilla Fútbol Club, que nos privó de terminar el largo periodo festivo por todo lo alto y provocar que ayer nos levantáramos con ganas de ir a la oficina con un ojo puesto en la clasificación de la Liga y otro en esos compañeros que gustan de irse al final de la palmera a mano derecha.

No pudo ser. Caímos de nuevo enfermos. Y mira que parecía que el tratamiento a base de pastillas, una al día, de los laboratorios Mendilibar estaba haciendo efecto y los chequeos de control sólo marcaban datos positivos y una evolución que para sí la quisieran todos los ingresados en el Virgen Macarena y en el Virgen del Rocío juntos, pobrecitos míos…

Pero no pudo ser. Y mira que le pusimos ganas e intensidad. A la afición me refiero, claro. A los jugadores, según el entrenador, les faltó acierto. No seré yo quien le lleve la contraria al maestro vasco, doctores tiene la Iglesia y, sobre todo, el Virgen Macarena y el Virgen del Rocío juntos, pobrecitos míos. Pero diría que al Sevilla Fútbol club le faltó acierto y le sobró el Girona, no sé si me explico.

En todo caso, mañana tenemos la primera de las seis últimas oportunidades para seguir mirando hacia arriba, para seguir sumando de tres en tres, para recuperar el optimismo y para añadir uno más, el 11 de mayo de 2023, a la clásica lista de tres jueves que relucen más que el sol.

Mientras eso sucede, canten conmigo (los que tengan una edad; el resto, busquen en YouTube a Luis Aguilé y disfruten): “Es una lata / El trabajar / Todos los días te tienes que levantar. / Aparte de esto / ¡Gracias a Dios! / La vida pasa felizmente si hay amor”. Y el amor a nuestros colores, eso sí, no nos lo quita ni dios. ¡Vamos, Sevilla!

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