Vaya palo, ¿no, Guardado? ¿Te has desmayado otra vez? El palo esta vez se convirtió en un búmeran. Al menos no te ha dado en esta ocasión, porque el ingeniero del jersey de lana beige no tuvo lo que hay que tener para sacarte ante el Sevilla Fútbol Club. Qué le vamos a hacer, demasiada competencia en lo chistoso. Igual que es difícil sacar a dos delanteros centros para que jueguen juntos, hubiera sido demasiado divertido jugar con dos graciosos, por mucho que uno cuente chistes y el otro sea un mal imitador de Cantinflas. Ya quisieras, por cierto.
Pues nada, de momento ha sido un búmeran y se ha vuelto contra ti. Quién sabe si vendrá de vuelta, caso de que los dos equipos avancen en la Paragüeros League. ¿Así llamabais por cierto a la competición esa que queréis ganar en el estadio de los que sufrimos el palito, ¿no? Qué graciosos, qué simpáticos, qué tradición estáis creando. Y al igual que el Barça de Xavi quiere recuperar la tradición tiquitaca de su club, quizás lo vuestro sea eso, tan al hilo de la Andalucía de pandereta de la que sois embajadores plenipotenciarios.
Ya se verá, el futuro es algo que nadie conoce. O sí, al menos eso pensé minutos después de finalizar el partido. Y es que cuando salí del estadio del Sevilla Fútbol Club, vi a tres chavales repantingados en un portal. Estaban fumándose un porro, y creo que les adiviné el futuro en sus caras. Y compadecí a sus padres. Así que a veces sí puede predecirse algo, y el humo del porro me recordó a esa tienda vaporosa que podrías poner entre unos cuantos de los vuestros. Se vende humo y pieles de osos (de osos panda mejor no, porque aunque son malos hay pocos). Antes de cazarlos, por supuesto, que no es época.
Pues sí, ojalá me equivoque pero, al igual que tras vuestra derrota contra nosotros en la primera vuelta reaccionasteis y os vinisteis arriba de una forma extraordinaria, tengo la sensación de que ahora os toca ir para abajo. Sería un palo, otro más. Para desmayarse de verdad. Pero no pasa nada, el manque pierda lo aguanta todo. Y esa cuenta de la vieja que señala ocasiones falladas, penaltis, expulsiones, lesiones… En fin, que quien no encuentra una excusa para el palo es porque no quiere.
Otra vez será, muchacho. Quién sabe si la temporada nos dará otra oportunidad para verte por el estadio del Sevilla Fútbol Club. Aunque ya sabemos que si un equipo va a jugar, y ganar, por supuesto, la Umbrella Europe Football Association League (así se escribe en inglés, no, Mr Saved?), esos sois vosotros. Los mejores, los inigualables, los indestructibles miembros del Smoke Team.
No te agobies, muchacho. Mañana será otro día. Esto se olvida en 48 horas, tampoco hay que estar tan pendientes de vosotros. Y esta semana podéis clasificaros para la final de la Copa del Rey. Las penas con pan son menos, aunque, cuidado con las tormentas, los rayos y eso. Y si sois capaces de ganarla, vais a conseguir igualar el palmarés que el Sevilla Fútbol Club tenía… en 1948. Sí, hace 74 años que ganamos nuestra tercera Copa de España, una época en la que las películas de Cantinflas eran aún en blanco y negro. Algo de retraso lleváis, ¿no? No pasa nada, esto puede cambiar de un momento a otro. Y si no, en el peor de los casos siempre te quedará El Hormiguero. Méritos has hecho más que suficientes.
Bueno, dejo de hablar de ti. Lo tuyo no da para más y hoy tenemos que celebrar una victoria del Sevilla Fútbol Club que no por habitual, no deja de ser muy alegre este año. Un año de mucha rabia. Sí, de mucha rabia porque tú y los tuyos convertisteis a una víctima en reo de culpabilidad. Tú y los tuyos os mofasteis, justificasteis, matizasteis y minimizasteis los actos de un energúmeno del que nada se sabe. Solidaridad cero con un compañero que podía haber sido uno de vosotros. El dinero que cobráis justifica ser esclavos del sistema, ¿no?
Pero los peores no sois vosotros. Allá tú y tu panda con vuestras payasadas. Los peores son los dos malos aprendices de loperas que os pagan con dinero de vuestros aficionados. Con ellos el futuro está más que asegurado. Esa tradición que dice que aquello de suben y bajan, suben y bajan, parecen un ascensor.
Lo siento, joven, tenía que desahogarme. Demasiada rabia contenida. Y encima la pago contigo, en pleno carnaval. Qué gracia, ¿no?