En un día en el que la noticia principal debería ser la victoria del Sevilla por 0-5 (6-0 marcador global) ante el Zalgiris lituano y su paso al play-off de clasificación para la UEFA 18/19, vuelve a cobrar vida el culebrón en torno a la figura de Pablo Sarabia y su permanencia en el club, eclipsando así, en cierta medida, el plano puramente deportivo y reabriendo además un frente que la entidad creía tener cerrado. Aunque todo parecía indicar que el acuerdo entre la secretaría técnica y el jugador para su renovación estaba hecho a falta de rúbrica -con la acordada subida de sueldo y estableciendo la cláusula del madrileño en unos 40 millones-, la entrada en escena de un nuevo y atractivo pretendiente estaría dificultando el fin deseado por el club y la afición para este incómodo guirigay de negociaciones.
El tercero en disputa
Hace apenas dos semanas en este medio nos hacíamos eco de la noticia de la oferta lanzada por la Real Sociedad, cuyo interés en Sarabia no habría sido ningún capricho pasajero, estando incluso dispuesta a abonar la cláusula de 18 millones una vez contara con el sí del jugador, lo que movió al club hispalense a acelerar los trámites relacionados con la renovación. El problema en esta ocasión vendría con la entrada en escena del Valencia, que parece afanarse por hacer del ex del Getafe uno más de su plantilla, con quien estaría manteniendo un contacto intenso con ánimos de seducirlo con un sueldo mayor y su participación otro año más en la máxima competición europea. Quizá la gran pregunta sería la de si el futbolista estaría dispuesto a dejar de tener en Mestalla el mismo protagonismo que en Nervión, y más aún atendiendo a las nuevas incorporaciones de la plantilla ché, inyectada de competitividad a golpe de talonario.
Ahora más que nunca
A pesar de la posición favorable en la que se encuentra la entidad presidida por Pepe Castro en cuanto a la operación Sarabia (en gran parte propiciada por los deseos de permanencia del jugador), ésta, enfrascada en la búsqueda de algunas altas necesarias para terminar de conformar la plantilla, no acaba de dar el golpe definitivo sobre la mesa para solventar, de una vez por todas, lo que con el acecho de los valencianos ha terminado por convertirse en una necesidad urgente: renovar a Pablo Sarabia.