Opinión
El secreto de Almeyda que no se ve en el césped

Esto fue lo que dijo Almeyda para resumir el partido del Sevilla Fútbol Club en Mendizorroza: nada de euforia, pecho plano, línea media, tranquilidad. El argentino no rehúye las obviedades: quiere que su equipo juegue como un equipo. Y no le teme a las tautologías, porque siempre dice algo; no habla por hablar. Eso que siempre le achacan injustamente a los argentinos, como si hablar por hablar no fuera una virtud de Alá, tal como canta el famoso verso del Cuarto Dorado en la Alhambra. No se le escucha desbordado: la victoria no lo turba ni la derrota lo desespera. Línea media, tranquilidad y confianza en que lo importante es el todo, no las piezas. Santa Teresa de Ávila decía que Dios también andaba entre los pucheros; el gaucho también sabe que la victoria se fragua en los asados y en las parrilladas, en los detalles y señales más inconscientes.
El mediocampo del Sevilla Fútbol Club (Mendy–Agoumé) empuja al alza, pero el bloque defensivo (con incertidumbres en Marcão y Nianzou) resta algo de sesgo positivo. Según la predicción de la probabilidad cuántica, el Sevilla ganaría en Vitoria (ganó) y perdería ante el Villarreal, pero tras la victoria frente al Alavés se abren posibilidades de triunfo para el Sevilla. Ni que decir tiene que admiro mucho la teoría de la probabilidad, aunque sea cuántica, pero quiero y amo mucho más al Sevilla. Por tanto, esperemos que se equivoque en la predicción, aunque hoy el error sería mucho menos grosero que después del partido con el Elche.
Los que descalificaban a esta plantilla del Sevilla Fútbol Club antes de que rodara el balón (una ínfima parte del sevillismo y una gran parte de la prensa deportiva sevillana) mostraban así una profunda ignorancia de la dinámica de los sistemas sociales complejos como lo es un equipo de fútbol. En los sistemas complejos existe un fenómeno que se llama emergencia, que implica que el todo (el equipo) tiene propiedades que no tiene la suma adicional de las propiedades de las partes (cada jugador). En el fútbol, el rendimiento no se puede entender solo midiendo fuerza, velocidad o habilidad técnica individual: las interacciones tácticas, espaciales y temporales son esenciales. Los equipos operan como sistemas adaptativos, con patrones emergentes. Es decir, surgen comportamientos colectivos (cómo moverse, presionar, replegarse…) que no se predicen simplemente sumando lo que hace cada jugador. Hay variabilidad distinta en distintos momentos del partido —por ejemplo, tras un gol o al inicio del segundo tiempo—, lo que demuestra que el contexto importa muchísimo.
Así lo ha estudiado la investigación en las ciencias de la complejidad. Modelos avanzados como redes de pases, métricas de entropía o análisis de proximidad espacial son útiles para medir esa complejidad. El fútbol tiene mayor dependencia del espacio total de juego (campo grande, muchos corredores libres, interacciones de largo alcance). Tiene acciones menos frecuentes de anotación (gol), lo que hace que cada oportunidad valga más: hay mayor incertidumbre en cada ataque. Requiere excelente sincronización colectiva, anticipación táctica, adaptación al rival y ajustes continuo-espaciales dinámicos. Las interacciones ofensivas y defensivas externas (marcaje, presión, contraataque) influyen mucho, en contraste con otros deportes donde las puntuaciones y la continuidad del juego son más frecuentes, lo que reduce la escala de las consecuencias de cada acción individual.
Y aquí el entrenador y todo el staff técnico-deportivo son clave, y Almeyda lo sabe. Confían en su método, le den los jugadores que le den. Almeyda sabe que tan importante es el asado del martes pasado como la táctica del sábado. No son chascarrillos retóricos: es ciencia, aunque formar parte de esa ciencia implique no sacar pecho, ni engolar la voz, ni intoxicar con pedantes pendejadas. Mañana por la noche espero y deseo que la IA, aunque sea por poco, haya errado su predicción y la victoria siga sonriendo al Sevilla Fútbol Club de mis entretelas.
“Este es el lugar donde Alá conversa consigo mismo y su conversación nunca le fatiga” (Cuarto Dorado de la Alhambra , Ibnal-Yayyab)
septiembre 22, 2025
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