Al Sevilla se le ha escapado el primer título de la temporada. Los de Machín vieron como el FC Barcelona le dio la vuelta a un encuentro que se puso muy de cara para los hispalenses con el tempranero gol de Sarabia. Piqué, antes del descanso, y Dembélé, rondando el minuto 80 dieron el título al conjunto blaugrana. Pese a que el planteamiento y la actitud fue infinitamente mejor que en la final de Copa, aún quedan cosas por pulir. Conseguir un gol tan pronto fue un arma de doble filo para el equipo de Nervión, que dejó que su rival dominara la posesión y, por tanto, las oportunidades.
Buscando las contras
Con el Barcelona dominando el encuentro, la posesión acabó 31-69 para los culés, el Sevilla se aferraba a buscar el contragolpe, pero siendo incapaces de conectar varios pases era imposible llegar al área rival. Un total de 263 pases dio el conjunto sevillista, por los 662 de su rival quien casi le triplicó en intervenciones. Una diferencia de 400 pases que demuestra el dominio total de balón del Barcelona. Esa superioridad del club catalán derivó en más pérdidas cuando el Sevilla empezó a presionar un poco más arriba. Con el empate en el marcador, Pablo Machín ordenó a los suyos salir a por el balón, lo que provocó un balance final de 54 recuperaciones para los sevillistas, por 52 de los barcelonistas.
Vocacación ofensiva
La falta de rodaje de los jugadores del Barcelona era palpable, pero su calidad, como recordó el técnico hispalense en rueda de prensa, es innegable. El partido de jugadores como Messi, Suárez o Busquets dejó claro que los futbolistas culés no estaban al cien por cien. Aun así, el conjunto catalán fue superior en la parcela ofensiva. Hasta 17 remates, 8 a puerta, para el conjunto blaugrana, mientras que el Sevilla realizó 11 disparos de los cuales 5 fueron a puerta. El gran nivel de ambos porteros propició que el marcador fuera tan ajustado, ya que tanto Vaclik como Ter Stegen realizaron un gran partido.
En el ataque del conjunto hispalense destacó la figura de Muriel, que parece otro después de las vacaciones. El colombiano fue, junto a Sarabia, de lo mejor del Sevilla en la primera mitad. Su problema llegó a la hora de encarar a portería, puesto que la puntería suele ser su punto débil. No obstante, en un partido de esta magnitud dejó detalles de mucha calidad que lo avalan como un jugador a tener en cuenta este año.
Solidez defensiva
Sin balón, el Sevilla se vio obligado a emplear un juego muy duro atrás. Prueba de esto son las 22 faltas que realizó, por 12 del Barcelona. No obstante, pese a la diferencia en esta estadística, ambos clubes acabaron con 3 tarjetas amarillas. El problema del conjunto hispalense vino al no saber controlar los tiempos. Las ocasiones más peligrosas del conjunto catalán, así como el primer gol, llegaron a raíz de balones parados cuyo lanzador fue Leo Messi. El Sevilla debió haber tenido en cuenta el factor ofensivo que supone el argentino a la hora de lanzar faltas para saber defenderlas con éxito.