Aislados

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Sería una magnífica señal que a final de temporada hubiera que estudiar como un fenómeno paranormal que la trayectoria exitosa del Sevilla Fútbol Club a pesar de los avatares que se suceden cotidianamente en la planta noble del estadio, de donde solo manan acontecimientos desestabilizadores para el desarrollo de la entidad. En los últimos meses, no han sido pocos los actores del pasado sevillista más reciente que han clamado por la unidad como elemento esencial para conseguir que el club vuelva a la posición de privilegio en el fútbol español de la que ha gozado en este siglo. Pues, que si quieres arroz, Catalina; desde los despachos nobles lo que sale es justamente todo lo contrario.

Es fácilmente comprensible que una vez asumida la Presidencia, José María del Nido Carrasco hiciera una criba interna que acabara con cualquier vestigio personal que tuviera mínimo contacto con su padre desde la premisa de que “al enemigo, ni agua”. Por muy doloroso que fuera en lo personal dado que afectaba a gente de indudable sevillismo, hay que asumir que la vida tiene estas cosas; que, cuando se entabla una guerra, es inevitable que personas que, en principio, pretenden mantenerse al margen se vean involucradas y sufran las consecuencias. Ley de vida.

Del mismo modo que también suena coherente que no se alienten movimientos contrarios a los intereses propios y que se pretendan atajar las críticas; si bien, para todo hay que ejercer algo de diplomacia para no generar un problema mayor que el que se quiere atajar, que es precisamente lo que ha ocurrido con la reciente confrontación entre el Consejo de Administración y la Federación de Peñas San Fernando.

Bien está que la idea de una recogida de firmas pidiendo la dimisión del Consejo es un ataque frontal y directo por parte de los peñistas que debe tener una respuesta, pero  la mesura y la discreción deben ser características del buen gestor para lograr el objetivo mayor de serenar los ánimos, conseguir adhesiones y pacificar la gestión de la entidad. Es de insensatos pretender gestionar contra todos, ya que, voluntaria o involuntariamente, el ambiente institucional guerracivilista alcanzará ineludiblemente a los que tienen que saltar al césped a defender el escudo, que son los verdaderos protagonistas de este bendito espectáculo.

Sin embargo, y como si de un fenómeno paranormal se tratara, cuanto más envenenado está el ambiente en los despachos, mejor desempeño está mostrando los jugadores en el campo. Sea el entrenador, el director deportivo, o la misma plantilla quien está haciendo de cortafuegos para que no le alcanzan las llamas de la batalla institucional, merece que se le haga un homenaje cada vez que el equipo vuelve triunfante al vestuario, pues la encomienda no parece ni mucho menos sencilla. Sin que hasta ahora se haya conseguido nada, se ha de reconocer que resulta extraordinariamente meritorio que, a pesar del ruido ambiente que generan los propietarios del club -quienes curiosamente deberían ser los más interesados en que reinara la paz-, el equipo se encuentre cuando sólo se ha cumplido un tercio de la competición más cerca de la zona alta de la clasificación liguera que de los puestos peligrosos.

Después del triunfo en Cornellá, las huestes sevillistas aparecen en el ecuador de la tabla clasificatoria teniendo a cinco puntos los puestos con premio Champions y distanciado seis puntos del abismo. Quién lo iba a decir cuando, allá por agosto, apenas se sumaban puntos y cundía el pánico de repetir por tercera temporada consecutiva uno de los peores arranques ligueros de la historia. Pese a que dicho panorama calentaba aún más el ambiente y se sucedían las expresiones de protesta contra el presidente y su Consejo, la plantilla ha conseguido permanecer aislada a todo ese ruido y emprender una trayectoria que, en este punto, no hace presagiar una vuelta atrás por mucho que haya regresado la maldita plaga de lesiones que en los últimos años se resiste a abandonar la zona nervionense.

La próxima quincena antes de que llegue un nuevo parón de selecciones con los partidos ante Real Sociedad y Leganés, además del que debe ser un mero trámite copero, va a ser fundamental para conocer la capacidad anímica y mental de una plantilla mermada en lo físico con hasta seis lesionados, algunos de ellos de larga duración como Saúl, Ejuke y Nyland. El aislamiento de todos los condicionantes externos negativos seguirá siendo clave. Homenaje permanente para quien se encarga de ello.

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