Dueño y señor

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Lo volvió a hacer. El Sevilla FC consiguió de nuevo generar noticias de grandeza en otro jueves mágico de Europa League. Los nervionenses anularon por completo al Manchester United y, al igual que en el mal planteamiento de la ida, el culpable no es otro que José Luis Mendilibar. El técnico Vasco aprendió la lección que le brindó Old Trafford e hizo que el Sevilla Fútbol Club completara un choque de diez en todos los aspectos.

El once de gala del Sevilla FC

Jose Luis Mendilibar tuvo las ideas claras desde el principio. El Sevilla FC fue capaz de sacar buenas noticias en el teatro de los sueños a pesar del erróneo planteamiento inicial. La mística le dio otra oportunidad al técnico vasco y este, ya con la composición del once inicial, demostró que no volvería a tropezar con la misma piedra. Se resiste el poder ver al dúo Badé-Marcão durante al menos 90 minutos, pero en la gran cita de la temporada, titulares. Doble pivote reforzado, buscando piernas, inteligencia y rigor defensivo para contrarrestar el juego interior de los de Erik Ten Hag.

Por delante, Ivan Rakitic, que demostró que sigue siendo una apuesta ganadora en este tipo de partidos, incluso a la postre actuando más retrasado. Los costados tenían que ser un incordio y, lejos de la poca aportación de Oliver en la ida por izquierda, Lamela debía buscarle las cosquillas a Wan-Bissaka. Ocampos y En-Nesyri, principales credenciales ofensivas del Sevilla Fútbol Club. Intensidad, presión y rapidez para amargar a la torpe pareja de centrales ingleses desde el inicio. El Ramón Sánchez-Pizjuán gritó el nombre de todos y cada uno de sus once guerreros a sabiendas de que en ese aspecto, los suyos ponían toda la carne en el asador para una nueva noche histórica.

El Sevilla FC, consciente desde el primer minuto

El Sevilla Fútbol Club salió de Old Trafford con la lección aprendida. Tenía que hacer muchas cosas bien atrás para parar al Manchester United, a la vez que ser intensos, rápidos y cargar el área con verticalidad y volumen de ataque. Mientras que el partido de la ida se convirtió muchas veces en un correcalles que para nada beneficiaba a los de Mendilibar, estos no dejaron transitar de la misma manera ni una vez a los ingleses. A base de finalizar jugada siempre, la presión alta y la inteligencia de los de atrás cuando esta era superada, los atacantes visitantes se quedaban sin su mejor baza.

En juego posicional, el Sevilla FC demostró grandes noticias de ser un equipo rocoso a más no poder. Maguire y Lindelof siempre encontraban dificultades a la hora de jugar. Por ello, Dalot y Wan-Bissaka debían apoyar tanto en la construcción que rara era la vez que uno de ellos llegaba a sumarse en ataque. Sabitzer pasó de ser una pesadilla en la ida en base a la cantidad de movimientos indetectables que supuso, a incluso salir del partido sin ninguna acción reseñable. Marcâo (Gudelj) y Badé eran conscientes de la función que iba a tener el austriaco y, a la vez que estaban pendientes de él, obligaban a Martial a salir fuera de su zona de comfort, lejos y siempre teniendo que jugar de espaldas, de manera intrascendente.

Por fuera, Antony y Jadon Sancho fueron empequeñecidos por Acuña y Navas, que secaron a ambos, contrarrestando por ahí otro recurso inglés. Esto, sumado a la verticalidad, la presión y al acierto de los de arriba a la hora de hilar jugadas hicieron que el 1-0 se quedara corto a la vez que enfilaban camino a vestuarios ambos equipos.

Nada intimidó al Sevilla Fútbol Club

Marcus Rashford y Luke Shaw entraban en la reanudación del choque. Dos ases bajo la manga que se guardó Ten Hag en caso de que el partido se le complicara más de la cuenta. No importó en absoluto, el Sevilla FC no iba a dejar que estos dieran noticias de protagonismo alguno. Los de Jose Luis Mendilibar pusieron tierra de por medio gracias a una fortaleza suya y a la gran debilidad de los Red Devils en defensa: El juego aéreo. Solo hay que mirar los saques de esquina a lo largo del encuentro. Todos llevaban consigo un remate sevillista, con los visitantes sin enterarse de la película. También estaba estudiado por los sevillistas, que cargaron más el area que en el partido de ida.

A partir de ahí, el Sevilla Fútbol Club no tuvo problema en dar un paso atrás. Los Ocampos, Lamela En-Nesyri y compañía estaban exhaustos y el United seguía sin crear peligro alguno, menos aún de manera más posicional. Ten Hag agitaba el árbol sin éxito. Los locales rebajaron pulsaciones arriba y juntaron líneas buscando esa jugada a la contra que supusiera la machada final. Esto fue posible gracias al desgaste de En-Nesyri, la fe de Ocampos, la aportación de Rakitic vaciándose en el centro o la manera en la que mejoraba la jugada cada vez que la pelota pasaba por los pies de Suso. El choque llegó a su fin y el plan trazado por el conjunto nervionense salió a la perfección. José Luis Mendilibar demuestra, ahora sí, que quizás es verdad que no le ha tocado en una tómbola dirigir envites como este.

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