Momentos de crispación en el Sevilla FC en medio de una vorágine de malas noticias que no parece cesar. Tras la derrota contra el RC Celta de Vigo, los sevillistas no tardaron en manifestar su enfado contra la actual directiva hispalense dado los malos resultados. Con solo tres jornadas por disputarse, el equipo sigue sin tener garantizada su continuidad en LALIGA y el panorama no puede ser más preocupante. La derrota sufrida este sábado en Balaídos ante el Celta de Vigo ha encendido todas las alarmas, ya que el fantasma del descenso se siente cada vez más cerca y el equipo no da señales de reacción. El próximo compromiso, este martes en el Sánchez-Pizjuán frente a la UD Las Palmas, se presenta como una auténtica final: una victoria supondría asegurar la permanencia, pero una nueva derrota podría dejar al club al borde del abismo.
Una derrota ante el Celta, el detonante contra el Sevilla FC
El Sevilla, un club que no hace tanto presumía con orgullo de sus siete títulos de Europa League, se ve ahora obligado a jugar una auténtica final inesperada este martes ante la UD Las Palmas en el Sánchez-Pizjuán, con la permanencia en Primera División en juego como unas de las noticias más impactantes del Sevilla FC. La situación se ha complicado drásticamente tras dos empates en casa y dos derrotas fuera, todo ello después del cambio de rumbo con la destitución de García Pimienta. El último revés llegó en Balaídos, donde el equipo cayó por 3-2 frente al Celta, a pesar de haber jugado más de medio encuentro con superioridad numérica. Esto evidencia el desplome de un Sevilla que, lejos de competir por Europa, lucha ahora por no perder su sitio entre los grandes tras la dirección de Del Nido Carrasco.
La derrota en Vigo dolió especialmente por las circunstancias. Cuando todo parecía encaminado para un resultado favorable, el equipo presidido por Del Nido Carrasco consiguió igualar justo antes del descanso un gol inicial de Ilaix Moriba, gracias a un penalti que además dejó al Celta con diez tras la expulsión de Marcos Alonso. En ese momento, el partido parecía equilibrado, con alternativas para ambos, pero la balanza se inclinó gracias a dos jugadas de gran calidad del conjunto local. Iago Aspas, con su inteligencia habitual, arrastró a la defensa sevillista fuera de zona para habilitar a Moriba, quien definió con clase en el área. A pesar de contar con ventaja numérica, el Sevilla FC fue incapaz de dominar ni de evitar un resultado que lo deja al borde del precipicio con malas noticias.
El motín de Nervión
La tensión entre el Sevilla FC y su afición alcanzó un nuevo punto crítico tras las malas noticias encontradas en Balaídos. Previendo que la plantilla evitaría el contacto directo con los seguidores en el aeropuerto de San Pablo, muchos hinchas se adelantaron y se desplazaron a la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, decididos a hacer oír su malestar a los jugadores y a Del Nido Carrasco. Allí, en un ambiente cargado, se sucedieron los cánticos de protesta, especialmente dirigidos contra el presidente del club, cuya figura fue duramente increpada. Ante el ambiente hostil, se desplegó un fuerte dispositivo de seguridad para custodiar la llegada del autobús del equipo a las instalaciones de Montequinto, donde se vivieron momentos de alta tensión como captó Gonzalo Tortosa.
La situación se desbordó cuando comenzaron los insultos y el lanzamiento de objetos hacia el vehículo, lo que obligó a las fuerzas de seguridad a intervenir con disparos disuasorios al aire. Pese a los intentos del club de mantener a los jugadores alejados del foco, algunos aficionados permanecieron apostados junto a las instalaciones, esperando la salida individual de los futbolistas. Fue entonces cuando un grupo logró tirar una de las vallas de acceso e irrumpió brevemente en el recinto. La Policía, ya retirada, tuvo que regresar para dispersar a los presentes y recuperar el control. Este nuevo estallido de frustración ilustra el momento crítico de malas noticias que atraviesa el Sevilla FC, con una afición totalmente enfrentada a Del Nido Carrasco y al borde del colapso emocional.
