El Sevilla pagó la falta de contundencia en el área

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La ilusión era máxima por parte de la expedición del Sevilla FC que viajaba a Barcelona, de asaltar el templo barcelonista. Los andaluces, llegaban al choque un punto por encima del FC Barcelona y una victoria ante su perseguidor más inmediato les podía hacer soñar en grande. El sueño duró tres minutos, momento en el que, Leo Messi combinó con Coutinho y el brasileño la puso imposible para Vaclik. Pese a ello y recibir cuatro goles, los hombres de Machín dieron una buena imagen, sobre todo, a partir de la lesión del astro argentino. Demasiado castigo para los nervionenses que no estuvieron lo suficientemente contundentes atrás y perdonaron en el área contraria. Mucha culpa de lo último mencionado la tiene Ter Stegen, que realizó una actuación soberbia.

La bestia

Como si de un depredador que lleva semanas sin comer se tratase, Leo Messi, salió al césped del Camp Nou a morder desde el primer minuto. El argentino se quedó en Barcelona en el parón y parece que pudo aburrirse durante ese periodo de tiempo, la pulga tenía ganas de fútbol. Ya en el minuto tres, le puso en bandeja el primer gol a Coutinho y diez minutos después hizo el segundo marca de la casa, con un disparo ajustado al poste y ya dejó el choque prácticamente sentenciado. En el primero, poco pudo hacer la defensa. No fue una jugada mal defendida y fue resuelta gracias a la excelsa calidad de los atacantes culés. Sin embargo en el segundo, Sergi Gómez le deja mucho espacio -por miedo a entrarle y que éste le driblase- y a partir de ahí, todos sabemos como terminó la historia.

Justo después del 2-0, Messi tuvo que salir del campo debido a una lesión en su codo provocado por una mala caída. Fue a partir de ahí, cuando el ritmo del partido se calmó y el Sevilla comenzó a salir de su letargo inicial y comenzar a hacer su fútbol: presionando la salida de balón rival, proyectando el ataque por las bandas y combinando pases verticales.

Perdonó

Una vez terminado el tiempo de descanso, la entidad hispalense salió mejor en la segunda mitad. Fueron ligeramente superiores por momentos y tuvieron ocasiones, pero la figura de Ter Stegen impidió que los sevillistas obtuvieran el valioso premio del gol. Si no fuera por el alemán, el resultado podría haber sido distinto y apareció en momentos claves. Desbarató una oportunidad del Mudo en boca de gol, pudiendo hacer el posible 2-1 -justo después llegó el 3-0- y realizó una doble parada a Ben Yedder y Sarabia con el partido 3-1 que bien pudo ser el 3-2. Minutos más tarde, llegó la sentencia de Rakitic. La falta de acierto arriba y los reflejos de Ter Stegen, que apareció en momentos claves, fueron vitales en el devenir del encuentro.

La falta de contundencia también se contagió en la defensa. El equipo estuvo muy blando atrás y a la contra concedió mucho. Fue en ese tipo de jugadas, donde el Barcelona hizo más daño. Las subidas de Navas y Arana, dejaban huecos atrás y fueron aprovechados por los atacantes locales. Los de Valverde sacaron partido del ‘toma y daca’ que se dio en varias fases del encuentro. Si a los blaugranas les dejas campo para correr, mal asunto.

El duelo

En el sector donde más incidencia tuvo en ataque el Sevilla, fue por la banda derecha. Jesús Navas por momentos se echó el equipo a la espalda y no dejó de cabalgar por el carril derecho. Colgó balones al área, intentó filtrar pases por dentro, se asoció con la delantera y probó algún que otro disparo, uno de los mejores del partido. Jordi Alba fue a quién le tocó bailar con el palaciego y pudimos ver una preciosa batalla entre los dos grandes olvidados de Luis Enrique. Ambos están en un gran estado de forma y los presentes en el templo culé, fueron testigo de ello.

Otro gran duelo que se vivió fue el de André Silva con los centrales del FC Barcelona. Pagar la cláusula del portugués debe de ser una obligación para los rojiblancos. Pese a no marcar, ofreció un gran abanico de recursos y dio una master class de cómo jugar de espaldas ante dos portentos como Piqué y Lenglet. Sólo se le vio perdido cuando abandonó su zona de influencia, empujado por la zaga local.

Excesivo castigo

Quién no haya visto el partido creerá que el Barcelona le ha dado el habitual baño al Sevilla FC en su estadio, pero la realidad no estuvo reflejada en el marcador. Sobre el verde hubo mayor igualdad de la que pueda parecer a priori. Los andaluces tuvieron sus momentos que no supieron aprovecharlos y los barcelonistas, con la puntería bien afinada, marcaron las diferencias en el área.

A diferencia de otros partidos disputados por los de Nervión en el Camp Nou, en esta ocasión, no salieron a especular y el partido por parte de Machín estaba bien trabajado. Fallos puntuales en defensa, sumado a las genialidades de Messi y un inspirado Ter Stegen, terminaron vapuleando a un valiente Sevilla. 

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