Tras recomponer ante el Levante la pobre imagen que el equipo dio frente a Villarreal, Betis y Getafe; Machín tenía la difícil tarea de superar al Real Madrid. El conjunto capitalino llegaba a Sevilla sin conocer la derrota y con los aires de grandeza que lo caracterizan, reforzado siempre por sus 13 Copas de Europa o los continuos premios que reciben sus jugadores. Sin embargo, ni Lopetegui ni los suyos contaban con un factor a tener muy en cuenta: todo estaba calculado en Nervión.
Sin pasos falsos
Como si de un episodio de La casa de papel se tratara, el técnico soriano ya había estudiado a conciencia a su rival. Sabía lo que podía pasar, dónde iban a fallar sus propios jugadores y hasta quién iba a marcar los goles. Para que su sistema funcionara, Machín optó por Ben Yedder frente al Standard de Lieja. Su decisión no fue tomada a la ligera, y es que el entrenador sevillista ya tenía en mente colocarlo junto a André Silva frente al Levante. Machín ha encontrado en los dos delanteros del Sevilla su nuevo tándem, que en Girona formaban Portu y Stuani.
Y como El profesor había planeado, sus jugadores no tardaron en reaccionar. En poco más de media hora, el Sevilla se había puesto tres a cero para dejar seco a un irreconocible Real Madrid, que deambulaba por el césped del Ramón Sánchez Pizjuán. Los merengues intentaban conectar pases en el centro del campo, pero Machín ya iba un paso por delante.
Banega y Mudo anularon a Modric, al que de poco le sirvió anotar un buen gol en fuera de juego. Se acabó el chollo, llegó el VAR. Lejos de ser parecido al atraco que se representa en la serie, el Real Madrid parecía ayer literalmente de papel. La fragilidad en defensa, sobretodo de Marcelo, y los pases inconexos entre todos los jugadores del conjunto merengue hicieron aún más fácil la victoria hispalense. Al Sevilla no le hizo falta robar nada en la noche de ayer, todo salió a pedir de boca.
Fieles al sistema
Si algo caracteriza al nuevo técnico sevillista, al igual que al profesor en La Casa de Papel, son sus ideales. Machín no ha cambiado de plan desde que llegó a la capital hispalense, pese a las críticas recibidas. Su juego, con cinco defensas, es innegociable y sólo ha hecho leves retoques, como colocar a los dos delanteros juntos. El plan del soriano sigue marchando y el Sevilla ya duerme en puesto de Champions con 10 puntos de 18 posibles. En la grada, se ha pasado de la histeria a la alegría colectiva. Del «¿pero qué hace este hombre?» al «si yo te lo he dicho, que Machín se las sabe todas…«. El sistema que llevó al soriano a luchar por Europa, y casi dejar fuera a su nuevo equipo, con el Girona está dando sus frutos poco a poco en Sevilla.
Vendetta inconclusa
Como en toda serie, hay enemigos que intentan que las cosas no salgan bien. En este caso, uno de los malos es el de siempre. El eterno pique de Ramos con la grada se sigue agrandando y más cuando el camero se colocó como delantero para rematar todos los balones que el Madrid cuelga al área. Para Machín, esto no era un problema, porque tenía claro que esto iba a ocurrir y se dedicó a darle al conjunto merengue de su propia medicina. Carriço encima de Ramos, para que el central madridista no estuviera cómodo, en todos los sentidos, en su regreso a Nervión.
Machín sonreía en la banda porque todo salía como él había querido. Sus cambios en el once, el mal partido del Madrid, el haber sido capaz de anular a uno de los mejores centros del campo del mundo… Un golpe sobre la mesa en toda regla y otro plan perfecto del profesor, que se marchaba al vestuario tarareando el «Bella Ciao» mientras su afición festejaba cantándolo en la grada.