Continuará…

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Hace casi un año y cuarenta y siete artículos antes, empecé a ocupar una pequeña parcela en esta bendita Colina para escribir “de lo que te dé la realísima gana”, según órdenes claras, precisas y estrictas del bendito editor del periódico. Era un 28 de agosto, la competición liguera había comenzado (¿quién nos iba a decir entonces, sanos, felices y desmascarillados, que iba a acabar como ha terminado?) y yo me quejaba de la dificultad de ver un partido del Sevilla FC en los televisores de los chiringuitos de la playa. Entre los que estaban invadidos por madrileños madridistas, los que por británicos borrachos, valga la redundancia, y los que no tenían señal por falta de pago de la cuota mensual, al final, decía en el artículo, me iba al bar del pueblo de toda la vida, aquel ocupado por no más de veinte parroquianos autóctonos y presidido por una bufanda del Mirandés, y donde siempre te invitan a algunas de las muchas cervezas que te tomas acompañadas de sus exquisitas y gratuitas tapillas. La Costa Tropical, y que el dueño del local sea paisano tuyo, es lo que tiene.

En plena cuenta atrás para el comienzo de mis vacaciones, ya tengo muy claro que la fase final de la Europa League no me va a pillar peregrinando de chiringuito en chiringuito. El bar del pueblo, llamémosle como entonces “El Chuletón Palangana”, me reservará una localidad de tribuna (llámese tribuna, llámese barra) y cerveza bien fría hasta, esperemos, el día 21, festividad de San Pío X, patrono de los empates, a quien no le rezaremos pues pretendemos ganar con contundencia y autoridad sin necesidad de ir a la prórroga.

En plena cuenta atrás para el comienzo de mis vacaciones, me voy despidiendo de los amigos, a quienes no veré hasta septiembre. Será raro disfrutar del equipo sin ellos al lado, barajando alineaciones, comentando la jugada, sufriendo y disfrutando a partes iguales, consecutivas o aleatorias, festejando el gol a favor y temiendo el gol en contra, acariciando el escudo de la camiseta como si de un amuleto y un ritual de la suerte se tratara, y mirándonos con la confianza de que, pase lo que pase, el equipo nunca se va a rendir. Será raro disfrutar del fútbol rodeado de desconocidos, clientes habituales del bar que sólo prestan atención y corazón a su Granada CF del alma (enhorabuena, y bienvenidos a Europa), turistas de paso que preferirían bajar el volumen del televisor para poder hablar de sus cosas y empedernidos jugadores de dominó que colocan sus fichas en la mesa con certeros, sonoros e inútiles golpetazos.

En plena cuenta atrás para el comienzo de mis vacaciones, no me olvido de echar en la maleta el cargador del móvil porque todos sabemos que la distancia más corta entre dos puntos es un mensaje de WhatsApp y los grupos sevillistas en los que estoy metido van a echar humo de consignas, gritos de aliento, palabras de ánimo y comentarios de todo tipo. Luis nos traerá la última hora de lo que se cuece en las redes sociales, Duko seguirá viendo la vida con su hilarante punto de vista catastrofista, Julio le seguirá la broma hasta gastar los emojis de la carcajada, Monti, Domin y Rafa darán sus respectivas y certeras claves técnicas, Fran intentará restablecer la cordura de manera infructuosa y Antonio apostillará con esas apasionadas y eufóricas mayúsculas que se gasta.

En plena cuenta atrás para el comienzo de mis vacaciones, sólo quiero añadir que me lo he pasado muy bien aquí, en esta Colina de Nervión con vistas privilegiadas al Sánchez-Pizjuán. Que es un auténtico placer compartir espacio y pantalla con profesionales como Álvaro, Sara, Ana, Ada… Que es un privilegio que mi firma vaya muy cerquita de la de mi muy querido Manuel Machuca (cualquier día nos pilla la kiss cam en la grada y a ver que les contamos a Jul y a Gan…) Y que es un gustazo asomarse por aquí cada semana para hablar, como me pidió el editor, de lo que me da la realísima gana.

No sé si he comentado ya que estoy a punto de irme de vacaciones. Pues sí. Pero volveré en septiembre. Y volveré deseando titular mi primer artículo de mi segunda temporada en este equipo como “La Sexta”. Y no hablaré, precisamente, de televisión.

Sean felices. Tengan mucho cuidado ahí afuera. Y no olviden nunca que, con la mascarilla puesta, también se escucha perfectamente cuando gritamos ¡GOL!

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