Tras mucho picar piedra… esperanza

El Sevilla FC se llevó un punto de su visita a Francia. A pesar de ser un buen resultado sobre el papel, quedó un mal sabor de boca. La mala puntería de los de Julen Lopetegui y el bajón en la segunda mitad, fueron protagonistas de un encuentro en el que los tres puntos se convirtieron en una necesidad. Lucas Ocampos fue el jugador más destacado y vuelve a dar señales de una recuperación al alza. Ahora, tras este nuevo empate (el tercero consecutivo) la intranquilidad en el Sevilla Fútbol Club durará, al menos, hasta el partido en Salzburgo.

El Sevilla FC y las porterías

El LOSC Lille recibió en una gran noche de Champions League al Sevilla FC. El ambiente, el viaje de la afición, las sensaciones e, incluso, las medias rojas en los visitantes. Todo estaba listo en el conjunto nervionense para dar un zarpazo al grupo. Tras conocer la victoria del RB Salzburgo, la premisa para los de Lopetegui parecía clara: los tres puntos se volvían más importantes que antes. Y así se demostró sobre el verde. A pesar de un inicio dubitativo, la intensidad volvió a colmar las filas del técnico vasco. Un aluvión de llegadas, disparos y peligro… sin resultado. Portería a cero, sí, pero a favor de su rival. Lucas Ocampos y Suso fueron las alas de un mejor Sevilla FC, aunque uno sin premio, sin gol.

Tras una grandísima primera mitad, volvió el pensar frío en una situación caliente. Regresó ese pensamiento inteligente -a veces demasiado para un deporte llamado fútbol- que caracteriza a los de Julen Lopetegui. La segunda mitad vivió momentos locos, de mucha ida y vuelta, lo menos favorable al Sevilla FC. Ahí, y tras la dura baja de Karim Rekik, el conjunto nervionense volvió a armarse en filas. Porque, de nuevo, su rival no le hace daño. Porque aunque pisen su campo, no hacen lo mismo en el área. Y, como dijo Diego Carlos, lo verdaderamente importante es la portería a cero. Sí, pero a favor de los sevillistas. El día y la noche, el área rival y el propio, el gol en contra y a favor, el Sevilla FC de Julen Lopetegui.

Lucas Ocampos, volviendo

Definitivamente, no fue una gran noche de Champions League para el Sevilla FC. Quizás buena, sobre todo si se mira con perspectiva, pero en ningún caso horrenda. Dejó buenas sensaciones por primera vez en la temporada, algo irónico sabiendo que el enfado por el resultado estuvo latente en zona mixta. A lo mejor, lo que faltaba era eso, que volviese ese mosqueo, ese inconformismo, ese querer ganar. Todo ello ejemplificado en un hombre, Lucas Ocampos.

El argentino del Sevilla Fútbol Club se llevó el MVP del encuentro gracias a sus constantes intentonas. Volvió a ser el extremo que genera incordio a los defensas nada más comenzar la carrera, ese espíritu incansable que enamoró a Nervión. Todavía le falta, y se notó en el encuentro. Los últimos metros aún no los domina, le siguen pudiendo las ganas de finalizar la jugada antes que el temple, algo que está al alcance de muy pocos. Lucas Ocampos, tras dos temporadas en Sevilla, ha demostrado que no es un goleador nato, pero es muy válido. Y más para un sistema tan rocoso como el de Julen Lopetegui. Porque Lucas Ocampos es él, para lo bueno y lo malo, y está volviendo.

La nota negativa estuvo en defensa. Qué irónico que lo positivo lo dejase un atacante y lo negativo un defensor en un empate a cero, pero así fue. Al lado de un excelso Diego Carlos y un magnífico, como siempre, Fernando Reges, estuvo Karim Rekik. El neerlandés volvió a salir a la palestra tras la lesión de Jules Koundé y, de nuevo, se reafirmó. No es un defensor llamativo, como lo pueden ser el francés o el brasileño, pero la palabra seguridad aparece en su DNI. Sin embargo, en el minuto 57 todo cambió. Se echó al césped y Julen Lopetegui, a su vez, se llevó las manos a la cabeza. Increíble, en su mejor momento como jugador del Sevilla FC, lesionado. El equipo se recompuso bien gracias al multiusos de Fernando, pero el golpe moral a Rekik fue tremendo.

Tendrá que esperar el de Asteasu, pero frenar en seco la evolución del central neerlandés es un verdadero peligro. Esa fue la nota negativa en un Sevilla Fútbol Club que, por primera vez en la temporada, tiró de resiliencia.