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La primera pizca de Pimienta

Primeras noticias ligueras para el Sevilla FC. Los de García Pimienta visitaron la que hasta hace poco era la casa del catalán con motivo del duelo correspondiente al debut en la competición doméstica. Estos no pasaron del empate en un envite en el que bien podría haberse decantado la balanza para cualquiera de los dos lados. La primera imagen oficial del nuevo proyecto comandado por Víctor Orta y el ex entrenador pío pío dejó muchas dudas y la sensación de que los nervionenses pueden empezar a pasarlo mal desde ya mismo visto lo visto ante la UD Las Palmas.

Un Sevilla FC irregular

Esa puede ser la conclusión que dejasen los primeros cuarenta y cinco minutos en la isla. Un Sevilla FC con noticias dispares que dejaba varias lecturas, comenzando por el once. Parece que hay que tener claro que García Pimienta pasa por ahora del clásico 4-3-3 o 4-2-3-1. Se ha pegado toda la pretemporada iniciando con línea de tres atrás y, dada la condición de insistencia que caracteriza a los entrenadores de esta filosofía, no parece que vaya a cambiar al menos a corto plazo. Por lo tanto, hay que empezar a pensar en un equipo con tres centrales. Si el dibujo no cambia, en su totalidad supone un novedoso 3-2-4-1, con los dos pivotes muy pegados a la zaga.

En este caso, García Pimienta comenzó con Carmona, Nianzou y Pedrosa en la retaguardia. Gran idea conformar una línea de tres centrales en la que dos de ellos casi que ni lo son. Duró poco, al menos. La inseguridad en acciones defensivas y salida de pelota comenzó a apoderarse de Pedrosa (no es su culpa) y el técnico catalán retrasó a Gudelj, hizo lo mismo con Sow para que formase junto a Agoumé y a Pedrosa lo mandó a pelearse entre el mediocampo e Isaac. A decir verdad, esto funcionó hasta el 0-1. Los nervionenses ganaron tanto en salida como en solidez, Pedrosa se movió por una zona menos comprometida y comenzaron a entrar en el partido. De hecho, el Sevilla FC se mantuvo bien plantado, con ocasiones e incluso chispa por momentos en los metros finales. Eso sí, hasta el gol a favor.

Una vez llegaron las buenas noticias para el Sevilla FC todo comenzó a ir cuesta abajo. La UD Las Palmas notó el toque de atención, agarró el esférico y olió sangre debido a la alarmante fragilidad defensiva nervionense. Cada combinación en la frontal del área era un problema. Cada centro, un martirio. Defendiendo así es imposible pensar en llevarse los tres puntos de ningún sitio. Carmona sufrió de lo lindo con Moleiro (quién lo iba a decir). Nianzou no fue menos con McBurnie. Todo lo bueno hecho con balón hasta el 0-1 desapareció. Los problemas en salida volvieron, Ocampos y Lukebakio pasaron de entrar constantemente en juego a pasar desapercibidos. Agoumé fue ganando en la lentitud a la que tiene acostumbrado y Juanlu, que es especialista en acelerar en carrera y potencia y no mediante el pase, tenía que distribuir de parado. La UD Las Palmas acabó mucho mejor.

Duelo de defensas caóticas

Decir que el Sevilla FC pudo perder en Gran Canaria es perfectamente compatible con que se encontrará pocos equipos que le pongan tanto en bandeja las noticias de triunfo como la UD Las Palmas. Esa es otra de las lecturas que deja un choque entre dos equipos que deben hacerse mirar lo defensivo. Desde luego, García Pimienta no anduvo nada inspirado al descanso. Primeramente, es de traca que viendo el panorama de los primeros 45 minutos y con futbolistas como Badé, Kike Salas, Marcão o Acuña en el banquillo, no hiciese cambios. Por si fuera poco, volvió a retrasar a Pedrosa a la línea de tres con el comienzo del segundo acto. Esto, unido a la inercia que traía la UD Las Palmas desde el pitido del descanso, supuso los mejores minutos amarillos.

McBurnie, Mata y Moleiro martirizaban de nuevo a los Carmona, Nianzou y Pedrosa. Los sevillistas volvían a estar a merced de los canarios y, sin balón, recurrían normalmente a que Isaac se pelease con sus centrales. Eso sí, no se puede negar que cada vez que el Sevilla FC ponía un poquito de vértigo y dejaba de lado el inerte limpiaparabrisas había buenas noticias. Ocurrió en la primera mitad con la carrera de Pedrosa o los cambios de ritmo de Lukebakio. El gol de Juanlu es una jugada de tres toques que comienza Ocampos con otra arrancada, la continúa Isaac y finaliza Juanlu tras recorrerse el campo. Verticalidad, velocidad, precisión, ritmo, vértigo. Le metieron marcha en varias acciones. Dos acabaron en la red, mientras que en el resto se perdonó delante de Cillesen o se acabó hilando una buena jugada. Quién lo diría.

García Pimienta y los cambios

Eso sí, el Sevilla FC volvió a cometer el mismo pecado y de nuevo llegaron las malas noticias. Pudo cerrar el partido, aunque acabó dándole el balón a la UD Las Palmas y estos, ante la calamidad defensiva que tenían delante, no dudaron. Que nadie pase por alto que el gol de Sandro, antes de que Pedrosa pierda la marca, viene tras dos saques de Nyland en corto que el noruego falla por tal de no mandarla a Tenerife con 1-2 faltando 20 minutos.

Por otro lado, los cambios llegaron tarde y mal. Con empate en el luminoso, García Pimienta quitó a dos de los mejores del encuentro como estaban siendo Isaac y Juanlu y a un Lukebakio que tenía chispazos. Peque al campo, sí, pero con el lebrijano, no por él. Chidera Ejuke fue de lo más destacado de la pretemporada. Ni un minuto para un futbolista que se ajusta al agitador que pone nerviosas a las defensas en los últimos minutos. Agoumé y Sow o Gudelj, agotados y en el campo. El novedoso sistema de tres centrales, innegociable hasta el final.

García Pimienta es un técnico que necesita tiempo. A no ser que esto se le vaya de las manos, el Sevilla FC tiene que dejar de lado las noticias de bandazos que está dejando durante los últimos tiempos. Hasta ahí de acuerdo. Por supuesto, futbolistas como Saúl, Lokonga y los internacionales, los cuales se entiende que no han participado apenas en la isla por llevar poco tiempo con el técnico, deben sumarse. Todo eso está muy bien. Ni mucho menos hay que empezar a matar ya al ex entrenador pío pío. Eso sí, demasiado pronto empieza con las decisiones inentendibles, los cambios caóticos y las extrañas direcciones de campo. Cuidado, que pronto tendrá de juez y testigo a uno de los más exigentes: Un Ramón Sánchez-Pizjuán deseoso de sumar de tres.

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