Diego Martínez y el Sevilla Atlético terminaron su compromiso a finales de la pasada campaña. El técnico gallego, tras conseguir el ascenso a LaLiga 1|2|3 y mantenerse en dicha competición con el filial hispalense, decidió hacer las maletas en busca de un proyecto más ambicioso y tomó la decisión de hacerse cargo del recién descendido Osasuna. La vida a Martínez en Navarra no le va del todo mal, su equipo se coloca cuarto en la tabla a dos puntos del líder, dando muestras de solidez defensiva (sólo ha recibido cinco goles en siete jornadas) y efectividad arriba, con diez tantos convertidos en doce puntos.
El club rojillo ha logrado tres victorias, tres empates y una sola derrota ante la Cultural en la segunda jornada de competición. El gallego ha convertido El Sadar en un fortín, al igual que hizo en el conjunto hispalense con el Viejo Nervión en Segunda B y el Pizjuán la temporada pasada. El Sevilla Atlético por su parte, se encuentra en la cara opuesta de la moneda. Es un equipo hundido, que está acusando en exceso las salidas de jugadores clave durante el mercado estival y ha perdido ese gen competitivo que tenían el año pasado con Diego Martínez.
Último y sin ganar
El equipo de Luis García Tevenet aún no sabe lo que es ganar un partido en el curso 2017/18. Los hispalenses acumulan tres empates (uno de ellos ante el Osasuna en la primera jornada) y cuatro derrotas. El técnico se encuentra para muchos, en la cuerda floja, sin embargo en su última comparecencia de prensa tras la derrota ante el Reus el técnico se mostró seguro: «El club ha hablado, no conmigo solo sino con todo el vestuario, con todos los que rodean al Sevilla Atlético. El club sabe que tanto el cuerpo técnico como la plantilla sabíamos que iba a ser un daño difícil. Con esto no quiero decir que tiremos la toalla. Tiene que ser un hándicap para superarnos día a día y pedir tranquilidad. Yo sigo teniendo fe en el trabajo y fe en ellos, porque me demuestran día a día que las cosas van a salir».