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Victoria agridulce

A un descorazonador domingo le siguió un esperanzador jueves y un domingo posterior de sensaciones encontradas. Dulce por la victoria, amargo por el anuncio de la enfermedad de nuestro entrenador. Después de un partido frente al Valencia en el que faltaron argumentos en el banquillo para revertir la situación, alcanzamos, una semana más tarde, una victoria fraguada desde el mismo lugar en el que antes no se supo encontrar una solución. Y después, en vez de disfrutar con el análisis del 0-2 en la sala de prensa, nos encontramos con la noticia de la enfermedad de este gran sevillista que tenemos de entrenador al que la sangre le hierve por sus colores. Una enfermedad de nombre alarmante pero que al parecer no le obligará a tratamiento alguno ni le impedirá ejercer sus tareas. Ojalá sea así. No cabe duda de que estará en las mejores manos y que los sevillistas lo acompañaremos en el silencio respetuoso que nos pide y que por mi parte comienza en esta misma línea.

En lo deportivo, ha sido una jornada casi redonda tras la derrota del Valencia. Diez minutos sobraron al partido del Getafe, parece una excusa de nuestro anterior entrenador, para no retornar a puestos de Champions. Quedan siete partidos, un mundo, y todo puede pasar. En especial con este equipo que nos lleva de la ilusión a la angustia en un ir y venir de balón.

Si cuando estaba Machín competíamos hasta el minuto 80 en no pocos partidos antes de caer derrotados, en Valladolid pareció lo contrario. Cierto es que desde que Caparrós llegó al banquillo solo hemos recibido un gol, y de penalti, a pesar de no jugar con el portero titular. Pero no lo es menos que en muchos momentos la sensación ha sido de fragilidad. No sé qué hubiera pasado en Zorrilla en la primera parte si en lugar de tener delante a un equipo que se bate por no descender, nos hubiéramos enfrentado a otro con algo, un poco solo, de más calidad. La realidad, la que muestran los resultados, es que el nuevo entrenador puede presumir de números así, a pesar de la decepción táctica del día del Valencia.

En el haber del técnico está el hallazgo táctico de Gonalons, incluso la recuperación de Roque Mesa, que pide a gritos mayor presencia en el equipo. En el debe, seguimos desaprovechando a Promes, Ben Yedder luce menos y el lateral derecho carece de recambio si Jesús Navas no está, porque parece que quien no está tampoco es Aleix Vidal. No hay que olvidar el discreto tramo de temporada de Banega, al que el año se le está haciendo muy largo después de participar en el Mundial, y que tanto este como el Mudo nos causan angustia porque siempre parecen estar al límite de la expulsión.

A pesar de todo, los cambios, esta vez sí, decantaron el partido a favor del Sevilla. La entrada de Roque Mesa y de Bryan resultó ser determinante y cambió el rumbo del partido de manera radical. La forma en la que el canario ocupó el centro del campo tuvo como consecuencia el golazo que marcó, menos aparente que el que logró el pasado jueves, pero en mi opinión de mucha más calidad en la ejecución que el conseguido frente al Alavés. Fue el gol del futbolista completo que pocas veces hemos visto en el Sevilla y que deseamos que sea de aquí en adelante.

Mención aparte merece Bryan Gil. Después de sus apariciones esporádicas en el equipo, parece que se vislumbra un pelotero de categoría. No solo es un jugador hábil y de calidad. Tiene una visión de juego excelente y un aplomo impropio para un futbolista de su edad. Recomiendo ver la jugada del gol de Munir, lo que hace con los pies, con la cabeza, con los ojos. Veo a Bryan y recuerdo los inicios de Jesús Navas y Dani Alves, dos jugadores que no tienen nada que ver con sus características pero a los que cuidaron los entrenadores, dándoles menos minutos de los que los aficionados pensábamos que merecían sin que ello influyera de forma negativa en sus progresos. Es una alegría y da tranquilidad saber que Caparrós está ahí para cuidarlo. Bryan es un jugador de lo que se vino a llamar escuela sevillana. Ojalá no se pierda como tantos otros a los que no fue la calidad lo que les faltó, sino el carácter y la ambición. Tengo la sensación de que Bryan no carece de esas cualidades y llegará lejos. La pregunta es cuánto lo disfrutaremos antes de que nos lo quiten.

La montaña rusa que bajaba que se las pelaba hace una semana nos lleva de nuevo hacia arriba. Que el sábado de pasión continúe rozando las estrellas. Que el rubio de los chistes se quede sin video una semana. 

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