No, no es una primicia de fichaje de un jugador griego por el Sevilla Fútbol Club que La Colina de Nervión ofrezca a sus lectores de mano de la pluma de sus reporteros Jul y Gan. Es la licencia poética, por decirlo de alguna forma, de referirnos a la labor de Monchi cada verano. Si recuerdan, Sísifo es un personaje de la mitología griega, fundador y rey de Corinto, que fue castigado por el dios Zeus, que tiene nombre de fichaje der Beti, por chivato, a empujar de por vida una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinadísima, que antes de que alcanzara la cima, acababa siempre rodando hacia abajo, obligando a Sísifo a comenzar a subirla de nuevo.
A Sísifo se refirió Gan, el culto de la casa, ayer, cuando comenzamos a hablar sobre la dura labor que cada verano ha de hacer Monchi, el León de san Fernando que, una vez más, parece que no va a tener tiempo, como no sea que le coloquemos a Sergi Gómez y a Aleix Vidal de una tacá en algún equipo, de escribirnos el prólogo sobre el libro Maradona, uno de los nuestros, que tantos lectores están deseando comprar para ayudar al fútbol base de Senegal.
― Vaclík, Aleix Vidal, Escudero, Gnagnon, Gudelj, Munir…― comenzó a recitar Jul como futbolistas con los que no se contaba o ya habían salido del club.
― Rony Lopes, Pozo, Amadou, Idrissi… ― continuó Gan.
― Y Koundé, En-Ne…― continuaba yo, antes de que me interrumpieran con un bocinazo.
― Cállate, no seas aguafiestas.
Y, claro, me callé, a ver qué iba a hacer. A pesar de que todos esos nombres que han contribuido a darle más grandeza esta temporada al Sevilla Fútbol Club sobrevolasen nuestra mente como posibles objetos de deseo de otros clubes, que vendrían a por ellos.
Ardua tarea tiene el director deportivo Monchi este verano. Como Sísifo, cuando todos los sevillistas recitábamos con orgullo nuestras alineaciones nos acongoja el temor de que, un año más, cuando ya coronábamos la colina (de Nervión y de la liga) haya que volver a la casilla de salida.
― Hay que tener en cuenta también ― intervine yo de nuevo, porque tampoco me rindo― que si nos sabíamos las alineaciones era porque tampoco había muchos recambios, que la segunda unidad ha sido cortita este año.
Y volvieron a llamarme aguafiestas.
― No olvidemos tampoco ― recordó Gan― que jugadores importantes como Fernando o Jesús Navas, o el mismo Papu, tienen una edad que es no les va a permitir jugar cada cuatro días.
― Manda huevos lo de Monchi― apostilló Jul ―. Vaya veranito que le espera.
― Pa prólogos está el tío― ironizó Gan.
― Confiemos ― repetimos uno tras otro.
Y sí, tenemos que confiar. A pesar de que cuanto más alto llegas más miedo puedes tener a perder lo que has conseguido, no es menos cierto que los resultados han acompañado a la dirección deportiva y que hoy somos un club conocido y reconocido en el mundo por el ojo a la hora de fichar jugadores. Y, además, albergamos la esperanza de que muchos de nuestros grandes jugadores sean conscientes de una puñetera vez de que es aquí, y no en otro lugar, donde pueden rendir más y dar lo mejor de ellos mismos en el mundo del balompié.
― Tenemos que confiar, amigos― afirmó Gan ―. Porque Monchi no solo hace buenos fichajes, también consigue que los futbolistas sean una piña, una gran familia. Y esos chavales también necesitan una familia.
― Vamos, que menos prólogos, este tío lo hace todo del carajo.
―¡Aguafiestas!
Y yo me volví a acordar del griego chivato empujando la piedra por la colina(de Nervión, no, otra). Y me pregunté que qué había hecho el pobre de Monchi para que cada verano tuviera tanto trabajo. Pobrecito mío.