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La pegada arriba y solidez defensiva fueron protagonistas

Definitivamente, la dirección del viento a cambiado. La victoria del Sevilla ante el Atlético de Madrid en Copa del Rey no fue fruto de la casualidad. Después de varias probaturas, con resultados negativos, el técnico italiano ha dado con el once ideal, el que alineó en el Wanda Metropolitano y el mismo que dispuso ayer ante el Espanyol en el RCDE Stadium. En ambos partidos, el Sevilla se llevó el triunfo y, concretamente en Cornellá, demostró una pegada arriba y solidez defensiva notables.

Algo que se le achacaba desde principios de temporada a Berizzo eran las rotaciones exageradas a las que sometía a la plantilla. Con la idea de tener a todos los jugadores metidos en el equipo y frescos, perdía la posibilidad de crear un once titular, un bloque sólido del que iniciar y, a partir de ahí, introducir variaciones para refrescar jugadores y dar oportunidad a otros menos habituales que, a su vez, luchen por ganarse un puesto. Montella, en cambio, sí ha dado con la tecla y ha encontrado un once capaz de desarrollar su idea de juego. Le ha costado varios partidos, pero ya se han visto los primeros resultados positivos en los dos últimos encuentros.

Juego vertical

Desde que el técnico italiano aterrizó en Nervión, viene insistiendo en ofrecer un juego más vertical. Eso que no se ha visto en los primeros partidos, ayer fue evidente ante el Espanyol. El Sevilla ya no manosea la pelota de un lado a otro, sino que busca rápidamente a los jugadores de ataque para llegar a la portería rival. En el momento en que el equipo recuperaba la pelota, N’Zonzi y Banega. dupla maravillosa en la medular, se encargaban de iniciar rápidamente las transiciones de defensa a ataque, con las ayudas de Corchia y Escudero por las bandas y de un Franco Vázquez al que Montella ha sabido ubicar en su posición ideal, justo detrás del delantero.

El argentino abrió la lata tras una gran jugada de Correa en el área, su disparo lo despejó de forma casi milagrosa Diego López, pero el ‘Mudo’ estuvo inteligente y atento para seguir la jugada y recoger el rechace para marcar. Apenas doce minutos después, llegó el segundo gol sevillista, tras una buena transición de defensa a ataque. La pelota le llegó a Franco Vázquez, quien combinó con Sarabia y éste, disfrazado de delantero centro, encaró a dos defensas, penetró en el área y la puso a la escuadra.

El Sevilla demostró una pegada arriba contundente pero, además, dio sensación de peligro en casi todas sus aproximaciones al área, algo inédito esta temporada. En la segunda parte, el equipo salió algo más relajado y, tras unos minutos intensos del Espanyol, que pudo marcar en varias ocasiones, el equipo nervionense volvió a recuperar el pulso del partido y no lo perdió más. Cuando el partido se acercaba a su desenlace, Muriel cogió el balón escorado a la banda izquierda, inició una carrera potente hacia el área espanyolista y marcó el tercer gol para el Sevilla, una jugada que recordó mucho al Muriel que jugaba en la Sampdoria.

Solidez defensiva

Una vez más, la defensa del Sevilla volvió a ser sólida, no solo los cuatro hombres del fondo, sino todo el equipo. Especialmente destacable fue el papel de Éver Banega. El argentino se ofreció mucho para ayudar a sus compañeros en labores defensivas y protagonizó un primer tiempo impecable. En la segunda, en cambio, tuvo varias pérdidas en la salida del balón que provocaron sendas ocasiones claras para los pericos. Afortunadamente para los hispalenses, ni Leo Baptistao ni Gerard estuvieron inspirados. Precisamente, los peores minutos del rosarino coincidieron con los mejores del Espanyol.

En el eje de la defensa, Mercado y Lenglet estuvieron siempre atentos y demostraron que, hoy por hoy, componen la mejor pareja de centrales del Sevilla. En las bandas, el partido de Sebastien Corchia fue otra vez de gran nivel. Suya fue la internada en el área que provocó la jugada del 0-1. El francés volvió a estar incisivo en ataque y contundente en la retaguardia.

También fue buena la presión del equipo en todo el partido cuando era el Espanyol el que manejaba el cuero. La primera línea de presión la realizaban Muriel y Franco Vázquez. Detrás, esperaban dos líneas de cuatro muy juntas, como ocurriera frente al Atlético de Madrid. Eso hizo que el cuadro dirigido por Quique Sánchez Flores encontrara dificultades para elaborar su juego. Al final, se veía obligado a recurrir a balones largos donde que la zaga nervionense conseguía repeler. Salvo unos minutos de desconcierto al principio de la segunda parte, el equipo permaneció muy concentrado y compacto atrás.

Triángulo italiano

Uno de os logros que ya se le puede atribuir a Montella es la recuperación del ‘triángulo italiano’ que componen Correa, Franco Vázquez y Muriel. Los tres jugadores llegaron al Sevilla procedente del fútbol italiano y el entrenador napolitano los conoce a la perfección, sobre todo, a Correa y a Muriel, a quien ya dirigió en la Sampdoria.

Montella ha encontrado el lugar idóneo del ‘Mudo’ Vázquez, colocándolo de enganche entre el centro del campo y el delantero. Es ahí donde rinde más el argentino que, ante el Espanyol, volvió a ser de los mejores, hasta que fue sustituido pasada la hora de juego por Jesús Navas, precisamente, el mismo cambio que hizo en el Wanda Metropolitano.

La participación de Correa fue menos brillante, pero también importante. El ‘Tucu’ aprovechó los espacios que dejó el Espanyol atrás y sorprendió con varias internadas por la banda izquierda, así como por el interior, asociándose con Franco Vázquez. Su acción en el primer gol mereció mejor premio.

Por último, parece que Muriel comienza a dar importantes señales de recuperación. Montella está sabiendo sacar las cualidades del colombiano, que ayer volvió a protagonizar un gran partido, jugando en los espacios, peleando con los defensas y generando mucho peligro. En esta ocasión, obtuvo también la recompensa del gol en los instantes finales del choque, aunque pudo conseguirlo en la primera parte, con un remate que se marchó fuera lamiendo el palo. En el minuto 90, cogió el balón pegado a la banda izquierda y, en un esprín descomunal, con el balón pegado al pie, se plantó delante de Diego López y estableció el 0-3 definitivo. Una jugada que recordó al Muriel de la Serie A.

Con la de ayer, el Sevilla sumó su victoria número mil en Primera División y la primera después de cinco partidos sin conseguir los tres puntos. Mantiene la sexta posición, con 32 puntos, empatado con el Real Madrid, que tiene que jugar hoy, además del partido atrasado que debe jugar contra el Leganés y se sitúa a dos puntos del Villarreal.

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