La alarmante falta de gol despidió al Sevilla de la Champions

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El fútbol es un deporte que consiste en meter la pelota en la portería del equipo rival. Gana el que marque más goles. Y, para ello, es necesario tirar a puerta. Esto, que es una perogrullada, parece que se le olvida al Sevilla o eso es lo que se desprende a la luz de los hechos. El cuadro de Montella fue mejor que el Valencia, tuvo el balón casi todo el tiempo, llevó la iniciativa y generó más sensación de peligro. Pero disparó muy poco entre los tres palos y apenas inquietó al portero Neto. A los visitantes, le bastaron con dos contragolpes para hacer dos goles y llevarse los tres puntos.

Las estadísticas son demoledoras. El Sevilla tuvo un 61’4 por ciento de posesión del balón, por un 38’6 por ciento del Valencia; realizó 21 disparos, de ellos, solo cinco fueron a portería y, de estos, únicamente tres consiguieron inquietar a Neto. El conjunto ‘Che’ efectuó diez disparos, cinco entre los tres palos. El porcentaje de efectividad lo deja claro: 0 para el Sevilla y 25 para su rival.

Con estos números es muy difícil, no solo pelear por los puestos de Liga de Campeones, sino también ganar un partido, ante cualquier rival. Aun así, el choque ante un rival directo como el Valencia arrancó bien para el Sevilla, con intensidad y ganas de buscar la portería rival para marcar cuanto antes. El equipo presionaba bien, arriba y conseguía interrumpir cualquier transición en ataque del equipo valencianista. Pero ese ímpetu comenzó a diluirse cuando el cronómetro superó la barrera de los veinte minutos. A partir de ahí, el Valencia empezó a soltarse y se equilibró el juego.

Primer zarpazo

En el ecuador de la primera parte, llegó el primer gol del Valencia. Franco Vázquez perdió una pelota en el centro del campo. Kondogbia sirvió en largo hacia Rodrigo y Escudero falló en la marca, dejando solo al delantero, que chutó a puerta sin oposición. Fue la primera llegada del Valencia en el partido y el primer disparo a puerta. El gol supuso una auténtica bofetada en la cara a los sevillistas y el choque recordaba peligrosamente al del Atlético de Madrid, cuando los de Montella comenzaron bien pero se derrumbaron tras el gol encajado.

A pesar del 0 a 1, el Sevilla no se desmoronó del todo y continuó con el mismo guion del partido, aunque con la dificultad añadida de que ahora el Valencia podía encerrarse atrás todavía más, con el marcador a favor. Pero existe una máxima en el fútbol que dice que, para marcar, hay que tirar a puerta. Y eso, únicamente ocurrió con peligro en dos ocasiones. Primero, un servicio de Layún que Sarabia consiguió conectar metiendo la punta de la bota y obligando a trabajar a Neto. Fue la primera vez en el partido que el portero brasileño tuvo que entregarse al cien por cien. Al borde del descanso, Muriel estrelló en el larguero un bonito disparo escorado a la izquierda del área. Una vez más, el colombiano se mostró errático de cara a puerta.

Al encuentro tampoco le faltó el picante que siempre suelen tener los Sevilla-Valencia y, a medida que se acercaba el final de los primeros 45 minutos, el público mostró su disconformidad por varias decisiones del árbitro, que mostró tres tarjetas amarillas a jugadores del Sevilla, Escudero, Muriel y Mercado, y ninguna al Valencia. El Sevilla empezó a desquiciarse y a perder el hilo del encuentro, mientras que el conjunto de Marcelino estaba muy cómodo sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán, haciendo lo que más le gusta, replegarse y sorprender a la contra.

Mala segunda parte

En la segunda parte se esperaba que el Sevilla volviera al campo con otra cara, dispuesto a conseguir el empate ante un rácano Valencia que hizo muy poco para ir ganando, pero el partido del martes en Old Trafford pareció estar cada vez más presente en la mente de los jugadores. Solo un disparo de Banega y un remate de Sarabia lograron inquietar a Neto. El resto de los minutos, el conjunto hispalense fue incapaz de superar la muralla valencianista que perpetró Marcelino.

Conforme pasaban los minutos, el equipo nervionense daba claros signos de debilidad y frustración. Por momentos, el partido se convertía en un rondo. El Sevilla salía bien de su área con el balón jugado, tocaba y tocaba, también porque el Valencia le dejaba el protagonismo absoluto del balón. Pero, en cuanto se aproximaba al área rival, se disipaban las ideas y se mostraba incapaz ni siquiera de chutar a puerta.

La sentencia

El cuadro visitante, muy a gusto con este desarrollo del partido, aprovechó bien otro contragolpe para sentenciar el partido. Volvió a funcionar la conexión Kondogbia-Rodrigo. El centrocampista francés, ex sevillista, asistió de forma magistral al delantero español, con un pase largo que destrozó la zaga hispalense y Rodrigo la mandó al fondo de la portería. El 0 a 2 eliminó todas las esperanzas de remontada y cualquier opción de seguir peleando por la cuarta plaza.

Mal Banega

Sería injusto señalar únicamente a Banega, ya que la mayoría de los jugadores son estuvieron bien. Pero fue especialmente significativo el mal partido que hizo el argentino y eso lo notó el equipo. Falló muchos pases, perdió varios balones en el centro del campo y no fue el hilo conductor del juego sevillista como en anteriores partidos. Pero el Sevilla no tiene a nadie que le pueda sustituir, ni siquiera Roque Mesa, que no está contando para Montella. El rosarino está acusando el cansancio de tantos partidos y ayer se le vio esa falta de frescura.

Muy mal Montella

Peor aún fue lo de Montella. El técnico italiano hizo una cosa muy buena cuando llegó, encontrar un once competitivo. Eso le ha permitido meter al Sevilla en la final de Copa del Rey y hacer un buen papel frente al Manchester United en la ida de los octavos de final de la Champions. Pero cuando entran en liza jugadores de la segunda línea, el equipo se resiente mucho. Además, el técnico italiano da muestras de no tener un plan B o no saber reaccionar ante las adversidades, como se vio ante el Valencia.

Con el resultado en contra y con la necesidad imperiosa de ganar, tardó mucho en hacer el primer cambio, que no se produjo hasta el minuto 63. Pero la sustitución fue Correa por Nolito, una permuta que no cambiaba nada, como se acabaría demostrando. Además, el Sevilla necesitaba gol, algo que brilla por su ausencia en el extremo argentino. Ya con 0 a 2, entró Ben Yedder por Sarabia en el minuto 71, pero el franco-tunecino ni la olió y, finalmente, Sandro entró por un horrible Muriel, que recordó al de la primera vuelta.

Adiós a la Champions

Habrá quien piense que el Valencia no mereció llevarse los tres puntos y que el resultado es muy injusto. Pero en el fútbol, lo que más cuenta por encima de todo, son los goles y el Sevilla ayer careció de ello. No sirve para nada tocar muy bien la pelota si no se es capaz luego de tirar a puerta. Al Sevilla le falta gol, es la asignatura pendiente esta temporada y, sin gol, es muy difícil meterse en Champions League.

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