El Sevilla se llevó los tres puntos de su choque frente al Leganés, gracias a un gol en los últimos minutos. Con esta victoria in extremis, ya son tres los partidos en los que el equipo andaluz consigue el triunfo en los últimos minutos de juego, dejando constancia de su coraje y casta, tal y como dice su leyenda. Esta temporada, partidos como contra Las Palmas, son remontados por el empuje hispalense en últimas instancias. Carlos Fernández se convirtió en héroe de este choque, al meter un gol en el tiempo de descuento, cuando ya todo indicaba que acabaría en empate. Contra el Alavés, más de lo mismo, lejos de bajar de los brazos cuando se igualó el encuentro casi al final del tiempo reglamentario, este equipo peleó por la victoria. La fuerza de Vitolo, imagen viva de ese no dejar de luchar, puso una asistencia a Ben Yedder, que de exquisito toque de tacón, introdujo el balón al fondo de la portería, para un nuevo triunfo.
Fin a la mala racha a domicilio
El Partido de este sábado pasado, contra el Leganés, es el enésimo ejemplo de casta y coraje. No estaba siendo el juego más brillante hasta la fecha, pero gracias a la calidad de los jugadores hispalenses, iban ganado por dos goles de ventaja frente al conjunto madrileño. Parecía encarrilado para la primera alegría fuera de casa en mucho tiempo, pero se dejó empatar de nuevo. El fracaso era inminente, aunque esta vez no iba a quedar así, gracias a Pablo Sarabia. El jugador pegó un latigazo con su pierna mala, marcando un bello tanto para llevarse los tres puntos.
Luchando hasta el final
El cuadro rojiblanco acabó con la mala racha a domicilio porque no quiso rendirse, quiere seguir consiguiendo metas importantes. Jorge Sampaoli, entrenador sevillista en esta nueva etapa, quiere a un equipo ofensivo, yendo siempre a por los encuentros. El técnico suele salir con un once pensando más en el ataque que en la defensa. Esto ha hecho posible que en los últimos partidos gane en el tiempo de descuento. El equipo ha sufrido grandes cambios en su plantilla, pero el espíritu sigue intacto. Como dice la famosa letra del himno del centenario «dicen nunca se rinde». no parece escrita al azar.