Julen no da el salto

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Una derrota siempre es una crisis; así es como se cimenta el crecimiento de un equipo de fútbol que quiere prosperar como lo está haciendo el Sevilla Fútbol Club. No hay excusa aunque esa derrota se produzca ante una de las multinacionales que compiten en la liga española, pese a que dicha entidad no quiera pertenecer a la unidad territorial que se conoce con el nombre de España. Ni hay excusa, aunque entre los rivales se encuentre uno de los mejores jugadores del mundo, ni porque cuenten con futbolistas fichados por centenares de millones de euros, ni porque el árbitro juzgara de forma benévola al poderoso hasta el punto de perdonarle la expulsión de su mejor futbolista. No hay excusa de ningún tipo. La derrota del sábado abre una crisis que amenaza con hacerse más profunda mañana miércoles.

La mejor forma de tener casi superada la eliminatoria copera era consolidando la victoria de la ida con un nuevo triunfo en la liga que dejara al contrario sin ganas de emprender la aventura de superar los dos goles que se llevaron del Sánchez-Pizjuán. Sin embargo, para nuestro desazón, ha ocurrido todo lo contrario. El rival ha empezado a superar la eliminatoria de Copa con el triunfo en Liga.

No ha importado que el considerado como uno de los mejores jugadores del mundo esté deprimido y aburrido, ni que uno de los mejores centrales de la liga tenga su condición física tan deteriorada como la mental debido a una reciente lesión, ni que la edad de sus estrellas esté más cercana a la retirada que al comienzo, ni que su entrenador sea casi un neófito en la competición nacional ni que sean un once que le coge asco a los partidos a poco que se le ponen algo cuesta arriba; nada de eso ha importado para que nuevamente, como tantas otras veces, el Sevilla Fútbol Club compareciera con complejo de inferioridad.

Los sevillistas anhelamos rememorar el talante con el que salía a los estadios el plantel en el que concurrían unos tales Kanouté, Alves, Escudé, Navarro, Renato, Luis Fabiano; a ninguno de los cuales les temblaban las piernas fueran quienes fuesen los rivales que tenían enfrente. Más allá de tocar plata y levantar copas, esa es la sensación que quiere recuperar el sevillismo; la sensación de que nuestro equipo es una máquina de competir capaz de llevarse por delante a cualquier rival por mucho que esté amparado por potentes multinacionales. Lo peor de todo es que, lamentablemente, no parece que nuestro actual entrenador vaya a ser capaz de recuperar ese carácter ganador.

No se trata ahora, por supuesto que no, de denostar o arremeter contra Julen Lopetegui, a quien no se le puede restar ni un ápice de mérito por el hecho de haber perdido el partido del sábado. Aún reconociendo que su llegada no fue del agrado de quien estas líneas suscribe, hay que reconocer que la trayectoria de JLo en la última temporada y media le hace acreedor al máximo respeto y confianza de la afición, ya que no hay número o estadística que no le sitúe como el mejor, o uno de los mejores, entrenador sevillista de todos los tiempos. Ahora bien, esas mismas cifras revelan que el técnico vasco aún no ha sido capaz con el Sevilla Fútbol Club de derrotar a ninguno de los tres grandes del campeonato nacional, llegando como mucho a firmar algunos empates, lo que supone un agujero importante en su crédito.

Este hándicap se pone de manifiesto precisamente en el momento histórico en el que desde la planta noble del Sánchez-Pizjuán se apela a dar un salto de calidad que nos sitúe de forma permanente entre los cuatro primeros del fútbol nacional y, por tanto, como partícipe habitual de la Liga de Campeones, como paso previo a intentar optar a alguno de los títulos mayores cuando sus principales candidatos pasen por años de duda. A tenor de lo visto hasta ahora, no parece que JLo sea el entrenador adecuado para ese empeño. El episodio del sábado hace temer que mañana pueda reeditarse la triste sucesión de dolorosas derrotas ante Chelsea y Real Madrid, que ya pusieron de manifiesto los temblores del pulso del vasco cuando se trata de citas de relumbrón.    

Lopetegui ha dejado patente su capacidad para ganar la segunda competición europea y para clasificar al Sevilla Fútbol Club para la Liga de Campeones. Sin embargo, hasta ahora, no se ha ganado el calificativo de apto para colocar a nuestra entidad como candidata a todo aunque sea con el menor índice de probabilidad, que es lo que realmente anhela el sevillismo. Nuestro deseo no consiste en que el Sevilla Fútbol Club sea el cuarto en la Liga española sino que se instale entre los cuatro primeros sin que de antemano se le pueda asignar en cuál de los cuatro lugares concluirá el campeonato. No queremos ser el cuarto, sino uno más entre los cuatro primeros, aunque somos conscientes de tener la mayor probabilidad de cerrar este selecto grupo.

A día de hoy, parece que el entrenador que lo consiga será quien reemplace a JLo.

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