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Incoloro, inodoro e insípido

El Sevilla Fútbol Club está inmerso en una crisis de crecimiento. Viene de un crecimiento sostenido y el final de la temporada pasada— ¿o deberíamos llamarle inicio de esta? — marcó su estabilización en la élite como equipo respetado, pero ahora es el vértigo, el miedo a caer el que atenaza a los futbolistas.

A esa conclusión llegamos en casa con Jul y Gan después de la bochornosa semana que hemos vivido, temiéndonos un martes pesaroso a la vista del ánimo con el que estamos en casa. El partido contra el Chelsea más pareció un simulacro de la eliminatoria de la Copa del Rey a la que nos enfrentaremos próximamente, en la que nuestro equipo hizo de Ciudad de Lucena ante el conjunto londinense. Sí, parecíamos de tercera división, pero sin la animosidad de cualquier equipo menor que sueña con dar la campanada copera.  Y es que, claro, se puede perder contra el Chelsea, incluso por cuatro, pero jamás de la forma en la que lo hicimos. Y no porque no puedan tener los futbolistas un día nefasto, que siempre lo puede haber, sino porque se nos vieron las costuras. Unas costuras que nos hablan del desequilibrio existente en cuanto a calidad y ambición entre la primera y la segunda unidad en la plantilla, con algunas cabezas que pueden estar más lejos de lo que están sus cuerpos en este mes de diciembre, cuando todavía queda un trecho largo de temporada.

La tarea de la pasada ventana de fichajes fue bien ardua para Monchi, ahora lo sabemos. En primer lugar, por la necesidad de reemplazar a una pieza clave como Éver Banega, pero, sobre todo, por la dificultad de colocar a jugadores que no pueden tener sitio en un equipo con aspiraciones. Se pudo colocar a algunos, pero fue imposible hacerlo con todos, y ahora nos encontramos con futbolistas que saben que no seguirán y con pocos meses de contrato por delante. No dudo de la profesionalidad, pero sí de las cabezas, de la mentalidad. Esto puede explicar el fracaso, la deshonrosa derrota de Champions. Pero, ¿y la que sufrimos ante un Real Madrid ramplón como nunca lo habíamos visto?

Frente a los merengues volvimos a ser el equipo pequeño que fuimos. Cómo pesa la historia. O no. Porque, y lo ha contado Carlos Real Buhigas en su artículo, fue un día en el que volvimos a echar de menos al mediocentro rosarino que se nos marchó a Arabia. Encontrar un futbolista como él parece la tarea encomendada para nuestro director deportivo. Sin embargo, en casa llegamos a la conclusión de que lo que faltaba era confianza en la plantilla, en los futbolistas llamados asumir riesgos que nos saquen de este fútbol de balonmano en el que equipos como el Barcelona o el Sevilla Fútbol Club han caído por el miedo a fallar. Y mucho más que en Rakitiƈ, en casa pensamos que era Joan Jordán el llamado a asumir esos riesgos. El gran futbolista que parece puede diluirse en un amaneramiento de salón que le amenaza con quedarse en un futbolista del montón si no es capaz de salir de ese fútbol insípido, que no lleva a ninguna parte, por mucho postureo que componga.

Mover la pelota de un lado para otro puede servir para vencer al Huesca, pero no al Real Madrid. Ni al equipo de Chamartín ni a muchos otros clubes de menor empaque que pueden hacer más daño. La posesión por la posesión no es más que estadística que luego puede servir para las excusas de las ruedas de prensa, pero para poco más. El daño se hace en las redes contrarias y para eso hay que meter pelotas interiores, encontrar los huecos posibles donde solo aparecen piernas. Y la confianza es la que hace distinguir entre piernas y huecos.

El fútbol del Sevilla Fútbol Club de esta temporada no sabe a nada y, si no se regresa al vértigo de hace unos meses, corremos el riesgo de volver a ser el equipo ochentero que fuimos, con nombres, pero sin enjundia. Por no querer asumir riesgos, por no ser fieles al estilo que nos llevó a coronar la temporada que hicimos meses atrás, podemos caer de nuevo de bruces en la mediocridad.

Es necesario hacer hueco en la plantilla actual para que lleguen jugadores que tengan la cabeza aquí. Pero tampoco hace falta buscar en otro lugar lo que parece que no tenemos. La solución no siempre está fuera. A los de dentro hay que exigirles al máximo y algunos futbolistas como Joan Jordán tienen que decidir qué quieren hacer con su vida, si ser aseados centrocampistas de club o jugadores capaces de explotar lo que sin duda tienen. Si de verdad aspira a ser mediocentro en la selección y no son meras declaraciones a la prensa, no tiene otro camino que ese. Buscar en el mercado es eximir responsabilidades a los que ya están, y eso no es bueno.

Y, para terminar, un detalle. Magnífico partido, más que digno, el que hizo el guardameta del filial Alfonso frente al Chelsea.

«El fútbol del #SevillaFC de esta temporada no sabe a nada y, si no se regresa al vértigo de hace unos meses, corremos el riesgo de volver a ser el equipo ochentero que fuimos»

Manuel Machuca y la crisis nervionense. Entra ya y léelo

. Si el partido frente al Chelsea fue el de Alfonso, ¿por qué no lo fue para un canterano defender el lateral izquierdo en el encuentro frente al vigente campeón de liga? ¿Qué esperanzas les estamos dando a los chavales que criamos en la carretera de Utrera? Demasiadas cuestiones cuyas respuestas están grabadas, ay, en la tabla clasificatoria.

Es el momento de asumir riesgos y de recobrar el estilo aguerrido que nos hizo llegar lejos. Porque para continuar así, nos traemos de vuelta a Manolo Cardo. En casa solo esperamos que, por dignidad, no tiren el partido frente al Rennes.

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