Camello, selección

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La ventana de selecciones ha permitido que vuelva una cierta tranquilidad a la afición y jugadores del Sevilla Fútbol Club. Muchos de los integrantes de la plantilla están defendiendo los colores de su país, salvo, obvio, los españoles, porque ya saben que es más fácil que un perro diga miau que un futbolista de la tierra o que juegue en sus equipos vista la camiseta de España.

De hecho, en la redacción de Jul y Gan estamos investigando acerca de unos rumores que suenan en el seno eclesial. Se trata de una propuesta de modificación de los textos sagrados, buscando que sus parábolas y ejemplos sean más precisos y que se sustituya el pasaje bíblico de que es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja, citamos de memoria, que un rico en el reino de los cielos, por otro, aprovechando la ventana de cambios, en el que se cambie al veterano camello y a la oxidada aguja por un sevillista y la selección.

Según nuestras fuentes, quedaría más o menos así en palabras divinas actualizadas: «Será más fácil que un camello rico entre por el ojo de una aguja que un sevillista juegue en la selección». O algo así, todavía no lo tenemos claro, por eso estamos investigando. Pronto, la primicia.

El caso es que, en casa, nos preguntamos si algunos jugadores quieren salir del equipo no porque se encuentren a disgusto o porque quieran ganar más dinero, sino para poder jugar algún día en la selección. Puede que eso le ocurriera al gran Pablo Sarabia, que debutó en la selección coincidiendo con su fichaje por el Paris Saint Germai. También nos asaltaba la duda, es un decir, si hubieran sido internacionales tan jóvenes Ansu Fati o Gavi si sus padres no hubieran conseguido repentinamente trabajo en Barcelona y hubieran tenido que marcharse cuales emigrantes sesenteros al país de la barretina. Claro que muchos dudarían que Ansu Fati hubiera debutado con el Sevilla Fútbol Club aún, con la tradicional aversión a la cantera que han sufrido los titulares del banquillo sevillista.

Lo cierto es que es un gusto ver, aunque sea en el equipo contrario, a Jules Koundé. Deschamps parece que ha tenido siempre clara la calidad de nuestro defensa central y no le ha importado mucho que juegue en el Sevilla Fútbol Club. Como tampoco lo han tenido los futbolistas que defienden otras selecciones. Incluso el denostado Augustinsson, al que solo lo conocemos por las estampitas, jugó sus noventa minutos con Suecia. Y es probable que si Reguilón jugó como sevillista, sería porque en el fondo no nos pertenecía, sino que estaba de prestado. En fin.

De una u otra forma, el descanso nos ha venido bien para levantar el ánimo, para aceptar que los otros equipos también juegan y tienen las mismas ganas de ganar que nosotros, y que si se han detectado problemas en el Sevilla Fútbol Club, lo que hay que hacer es corregirlos… que para eso tenemos un gran entrenador, como lo demuestran sus resultados y un buen fondo de armario para continuar en la línea ascendente que llevamos a lo largo de este siglo.

Así que serenémonos. Las heridas ya tienen que estar cicatrizadas y toca volver a empezar en una gran situación en esta nueva fase de LaLiga. La primera derrota duele, claro que duele, pero esto es parte de la grandeza que tiene el fútbol.

Confiemos mientras el futuro se acerca hasta convertirse en presente. Y confiemos también en el camello, y que Luis Enrique le haga caso.

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