La actualidad del Sevilla FC está marcada estos días por la lesión de su portero titular, Tomas Vaclik. Pese a lo que en principio pudo parecer una lesión de mayor gravedad, los pronósticos tras las primeras pruebas son optimistas. Desde la psicología deportiva, tratamos de ayudar a los deportistas a gestionar el impacto psicológico y emocional que tiene una lesión en las distintas fases del proceso de recuperación.
Primeros momentos de la lesión
Se dice que el deportista es el primero en saber si una lesión es más o menos grave. Aun así, los primeros momentos hasta que se conocen los resultados de las pruebas médicas están marcados por la ansiedad que genera la incertidumbre del alcance de la lesión. En estos momentos, que en futbolistas son breves aunque en otros deportes con menos recursos son más prolongados, pueden aparecer ciertos signos transitorios como: sentimientos de ansiedad, desesperanza, tristeza, apatía o rabia. Así como, imágenes mentales recurrentes sobre el momento de la lesión y pensamientos de culpa, arrepentimiento o pesimismo.
Etapa de rehabilitación
Es frecuente que, en esos momentos, el deportista tenga ciertos cambios de humor y su estado de ánimo se vea alterado. Es necesario para el jugador (en este caso, el portero del Sevilla FC Tomas Vaclík) tener unas herramientas adecuadas para gestionar el estrés que puede suponer la lesión y ayudarle a adaptarse a su nueva rutina. Este trabajo en la gestión emocional es muy beneficioso para potenciar la rehabilitación y la adecuada vuelta a los entrenamientos. Aspectos como el optimismo, la autoestima y confianza, la gestión emocional, la tolerancia a la frustración, la búsqueda de soluciones son muy útiles para mejorar la recuperación.
Etapa de readaptación
Es una etapa compleja para todo deportista porque aparece por primera vez un concepto que nos acompañará el resto del proceso: las expectativas. Todo deportista va haciendo sus cálculos, según cómo va encontrándose día a día y cómo va recuperando la autonomía cuando se encontraba en la etapa anterior. Es bueno que el deportista acepte que hay cosas que han cambiado y que sus expectativas pueden no ser completamente ciertas. El trabajo en gestión emocional de la etapa anterior ayuda a afrontar adecuadamente este nuevo proceso. Además, mantener una adecuada motivación, estableciendo objetivos a corto plazo y de rendimiento, ayuda a potenciar la adherencia y confianza del deportista.
Etapa de vuelta a los entrenamientos
Este momento es difícil para cualquier deportista. Cuando el cancerbero del Sevilla FC esté llegando al final de la recuperación y puede aparecer cierto miedo ante una posible nueva lesión. Además de esto, si la lesión fuera de larga duración, el deportista podría establecer comparaciones con su estado físico y su rendimiento antes de caer lesionado, así como compararse con otros compañeros del equipo con los que debe competir. Aquí el trabajo de psicología deportiva sobre la gestión del miedo es fundamental. Dar al deportista herramientas para la concentración, la autoestima y la confianza, así como ayudarle a evitar una sobreactivación o una impaciencia que hagan que tome riesgos innecesarios y quiera competir antes de tiempo, es fundamental.
Para todo deportista es difícil llevar y gestionar adecuadamente una lesión. Influyen muchos factores, como son el tipo de lesión, cómo se ha producido, qué pronóstico tiene, cuál es la historia de lesiones del deportista, etc. Por todo ello, es necesario que el trabajo de psicología deportiva acompañe al deportista en todas etapas de la recuperación. Quizá, no podamos entrenar nuestro cuerpo durante un tiempo, pero sí podemos fortalecernos mentalmente durante este proceso.