Samir Nasri no atraviesa el mejor momento con la camiseta sevillista. Las botas del francés no parecen entenderse con el cuero en el terreno de juego. Un hecho que también pudo palparse en la batalla en el Camp Nou. Criticado por su juego, el centrocampista no salió bien parado del encuentro frente al FC Barcelona. Sus molestias en el bíceps femoral izquierdo condenaron al sevillista a perderse el encuentro ante el Deportivo de La Coruña. Por su parte, Pablo Sarabia supo aprovechar la titularidad que Jorge Sampaoli le brindó ante los de Pepe Mel.
Sarabia, titular merecido
Pablo Sarabia sale a disputar una batalla sobre el verde y no deja a nadie indiferente. Tras la lesión de su compañero Nasri, el centrocampista se abrió paso y se hizo con la titularidad ante el Deportivo. El madrileño aprovechó la ocasión para firmar un tanto que sumó al ya apuntado por Jovetic. Correa y Ben Yedder sentenciaban el partido que tocaba su fin con un 4-2 en el Sánchez-Pizjuán. Sarabia demostró una vez más su valía ante su rival. Ya son diecisiete partidos los que el madrileño ha jugado como titular. Con siete goles apuntados en La Liga, Sarabia pisa los talones a Ben Yedder como máximo goleador sevillista.
Nasri, tres semanas de baja
El encuentro con los blaugranas no dejó buen sabor de boca para los nervionenses. Menos aún para Samir Nasri. El francés sigue recuperándose de su lesión en el bíceps femoral izquierdo. Con una microrrotura de grado I-II, Nasri se enfrenta a tres semanas de baja. De momento, el sevillista no pudo disputar el partido frente al Deportivo. A pesar de la ausencia del francés, el encuentro finalizó con la alegría del Sánchez-Pizjúan. El Sevilla FC logró imponerse al equipo de Pepe Mel con un 4-2 que brillaba en el marcador del estadio del barrio de Nervión. Esta perseguida victoria despide la mala racha que los nervionenses venían atravesando desde hace unas jornadas. Ahora, el conjunto de Sampaoli se prepara para el nuevo reto frente al Valencia CF. Un partido en el que las botas del francés, seguirán sin poder tocar el terreno de juego.