Hay quien sostiene, sin duda de manera inocentemente equivocada, que tenemos que conocer nuestro pasado para no volver a cometer los mismos errores en el presente. La frase, que ya fue inventada por los griegos, cuando aún ni siquiera existía el pasado, ha demostrado con creces su absoluta ineficacia. Sólo hay que mirar un poco alrededor para darnos cuenta de que seguimos cometiendo las mismas atrocidades. Si los neardentales pintaban en las paredes de las cuevas, los australopitecos lo hacen hoy en día en las persianas de los comercios y en los laterales de los trenes de cercanías y media distancia. Si los piratas dominaban los mares, los piratas informáticos dominan la nube. Si las grandes superficies como la selva y la sabana eran el lugar donde los aborígenes cazaban la comida y el sustento diario, hoy seguimos yendo a comprar a grandes superficies como Mercadona y Carrefour. Y así todo…
Por todo ello, y con el fin de no cometer errores en el presente, decidimos que era mejor conocer el futuro y aprender de él. Por eso, convocamos de urgencia a nuestro equipo de investigación, compuesto por el peluquero de Paquirrín y un compañero de la mili de Miguel Bosé, y los metimos en un Delorean de segunda mano tuneado con los mismos colores que el coche de Starsky & Hutch (si has pillado esto, te vacunan pronto).
Adjuntamos aquí el informe que nos entregaron a su regreso de 2024, que tampoco queríamos mandarlos muy lejos, que ya nos conocemos, una vez corregidas las innumerables faltas de ortografía y limpiadas las manchas de vino y grasa de chorizo:
#1
El campeonato mundial de Fórmula 1 es cosa de dos. Cada quince días, Mercedes y Ferrari compiten en los diferentes circuitos del mundo por ver cuál es el más rápido. Nadie parece haberse dado cuenta, pero se van turnando en el podio de manera precisa, calculada y ordenada para poder ganar todos lo mismo, o sea, un pastón. El resto de escuderías compite en salas preparadas al efecto donde se han instalado los más grandes circuitos disponibles en el catálogo de la marca de juguetes Scalextric.
#2
La Semana Santa de Sevilla ha cambiado bastante. Las hermandades de la Madrugá se han repartido la semana y cada día una de ellas tiene en exclusiva la carrera oficial para hacer lo que le dé la gana. Algunos días, más que Semana Santa parecen las rebajas, de la cantidad de veces que una hermandad se recorre de arriba abajo la calle Sierpes. El resto de hermandades procesionan dando vueltas, las que estimen oportuno, que para eso hay libertad, alrededor de sus propios templos.
#3
Casa Protasio (y su filial Casa Prieto), el Cateto, Casa Remesal, el bar Alfonso y el Coli se han quedado con la exclusiva de la venta de caracoles, tanto en terraza como para llevar. Esto les ha permitido subir los precios de manera consensuada y competir directamente con las angulas de Aguinaga. El resto de establecimientos hosteleros de la ciudad muestran en sus pizarras ofertas varias que van desde las papas medio aliñás hasta el serranito con jamón de Trevélez, pasando por las medias raciones de fresco con shopepó y la docena de altramuces.
#4
La tradicional regata Sevilla – Betis ha sido reconvertida como la Real Madrid – Barça y retransmitida en directo tanto en América como en el continente asiático con el fin de dar satisfacción a la clamorosa demanda por parte de aficionados de Alaska, Singapur e islas de La Polinesia. Fuentes oficiales de ambos equipos califican de “incalculable” el número de camisetas de tirantas vendidas. El modelo, todo sea dicho, es copiado del británico, que ya cambió el año pasado la regata Oxford – Cambridge por la Manchester United – Liverpool.
#5
El magnate Florentino Pérez disfruta de sus vacaciones de verano en la isla Mbappé, antes conocida como Mallorca, y que adquirió en su totalidad con los beneficios conseguidos por no sé qué súperchanchullo que está a punto de llevar a cabo en el presente de la mano de otros equipos de fútbol históricos preocupados por la deriva de la economía mundial y sus consecuentes índices de pobreza así como por la salud de todos los habitantes del planeta.
Y concluye el informe:
Como ya dijo en su día el insigne pensador malagueño Antonio Molina, “Que el futuro es muy oscuro, que el futuro es muy oscuro, ayyyyy, trabajando en el carbón”.