Ante el Rennes, en Champions, el Sevilla FC generó una enorme cantidad de ocasiones de gol pero solo consiguió materializar una de ellas. Esta falta de acierto podía provocar una alta frustración en los jugadores sevillistas por lo que su rendimiento se podía haber visto entorpecido. ¿Cómo pudo el equipo mantener la concentración y tolerar la frustración de tal cantidad de ocasiones sin recompensa?
Diferenciar entre rendimiento y resultado
En el fútbol es muy común oír eso de que lo que importa finalmente es el resultado, pero ese resultado debe, normalmente, verse sustentado por un buen rendimiento. Es en eso en lo que los jugadores deben atender: ¿qué podemos hacer para conseguir el gol que buscamos?, ¿qué depende de mí y qué depende del equipo? Mantener la concentración en los aspectos controlables y evitar prestar atención al resultado es fundamental para que los jugadores se mantengan en el partido y la frustración no termine por desbordarles.
Gestionar el nivel de activación
Cuando un equipo persiste tanto en la consecución de un objetivo, puede que en los momentos decisivos se encuentren con un excesivo nivel de activación. La frustración puede generar en los jugadores rabia e ira, emociones que reflejan cuando celebran el gol, esa rabia se expresa en un incremento del nivel de activación. El nivel de activación es la cantidad de energía, fuerza, explosividad que tiene un deportista, si este nivel se descontrola, aspectos como la atención y la toma de decisiones se ven entorpecidos y se hace más difícil realizar aspectos técnicos: colocar bien la pelota, golpear con la fuerza adecuada, impactar el balón con la parte adecuada de la bota.
Vamos a centrarnos más en este aspecto porque en partidos como el del otro día es muy importante de gestionar.
- La respiración es un aliado fundamental de los jugadores, aprender a exhalar el aire cuando sentimos esta activación, consiguiendo la justa relajación que necesitamos, justo antes de tomar la decisión de cómo, dónde y con qué fuerza golpear, por ejemplo.
- Mantener la concentración en el momento del partido en el que estamos, no distraernos con estímulos como el reloj, las ocasiones falladas, u otros aspectos que nos pueden frustrar e incrementar nuestra activación aún más.
- Apoyarse en los compañeros, escucharlos y motivarles igual que hacen ellos contigo, y en caso de que sientas que estás muy activado, delegar por unos momentos la toma de decisión importante en otros compañeros hasta conseguir reajustarte.
- Aprovechar respiros del partido, para reajustar psicológicamente el partido. En momento en los que partido tenga algún parón, respirar, usar un autodiálogo motivante y que te ayude a gestionar esa frustración, volver a centrarte en tu rendimiento.