Si mis cálculos no me fallan, estamos ya inmersos en el periodo de cuaresma. Esa época que todo sevillano de pro ansía desde que terminan las Navidades. Pero hasta que llega ese momento, primero hay que disfrutar de don Carnal y sus travesuras. Y de eso, los canarios saben «una jartá».
Ayer opté por darme un paseo por los alrededores del Sánchez Pizjuán y, oye, se respiraba un ambiente muy festivo. Los capillitas supongo que se echarán las manos a la cabeza al ver cómo en la época de recogimiento en la que nos encontramos y tras haber sido enterrada la sardina, aún hay algunas pelucas sueltas por la ciudad. Pero luego bien que se plantan en los carnavales deRota o de Chipiona… En fin, el tema de la falsa moral. A lo que iba. Que en los aledaños se veía una gran cantidad de gente vestida al más puro estilo de Alegría, la protagonista de la película «Del revés». Pelucas y tutús azules, camisetas amarillas, bufandas bicolor… ¡y mucha guasa! Si no fuera porque muchos preguntaban por la güagüa, hubiera pensado que venía de la tazita de plata.
Pero tanta fiesta que parecía traían de casa, espero que fueran residentes peninsulares porque el billete no es que fuera barato, se quedó en un aburrido partido de noventa minutos en el que las cosas no se pusieron nada fáciles para ninguno de los equipos. El Sevilla arrastraba el cansancio de Liga, Copa, Liga y los canarios lo intentaban y lo intentaban, pero sólo sabían meter miedo. Supongo, también, cansados por los carnavales.
En definitiva, que tanta murga y tanta comparsa se saldó con una victoria en casa por parte de los de Nervión como ya nos tienen acostumbrados. Pero costó, eh? Pero al final se pudo decir eso de «pío, pío, que yo no he sido¨.