Ya está conociendo el entrenador del Sevilla Fútbol Club cómo es la afición que “lleva en volandas” a su equipo. Los mismos que hace unos meses acuñaban la expresión “Mendilibar me lleva a Budapest” en una hipérbole de agradecimiento, puesto que le consideraban como el único responsable de la conquista de la séptima UEL, hoy están poniendo en duda su capacidad para guiar a un plantel que debe dar su mejor versión incluso en la competición más exigente del continente, como es la Champions que mañana estrenamos.
El técnico vasco provocaba hace meses los más encendidos elogios por su forma de expresarse en las ruedas de prensa, con un desparpajo poco habitual para esta sociedad de lo políticamente correcto, en las que se mostraba sin filtros y sin dobles intenciones. Sin embargo, ese mismo talante natural que le lleva a no esconder ninguna de sus opiniones, ni siquiera las que son críticas con sus jugadores, son hoy motivo de crítica exagerada e, incluso, injustificada. Pareciera como si algunos aficionados del Sevilla Fútbol Club fueran familiares directos de los jugadores criticados por el míster a tenor del nivel de iracundia con que se manifiestan contra el vasco.
El motivo de este cambio radical de opinión no hay que buscarlo más allá de que la pelotita no ha entrado en la portería contraria, o mejor dicho, que la pelotita ha entrado demasiadas veces en la portería del Sevilla Fútbol Club en los tres primeros partidos ligueros, colocando en el cuerpo del sevillismo un excesivo nivel de tensión, que no se corresponde con el momento de la temporada en el que nos encontramos. El mero hecho de pensar que esta temporada vaya a ser igual que la anterior enerva a un aficionado que, además, es muy propenso a cerrar capítulos anteriores y está deseoso de comenzar etapas nuevas; de ahí que reclame con insistencia la presencia de nuevos futbolistas en el césped.
La planificación realizada por Víctor Orta durante los últimos días del mercado venía a cubrir las carencias más graves que tenía plantilla del Sevilla Fútbol Club, por lo que lógico es que se requiera de la participación de las nuevas caras que han llegado en los primeros días de septiembre. Pero el fútbol no es echar a freír un huevo ni colocar unos muñecos en los palos de un futbolín. Para quitar a un futbolista de la titularidad, el entrenador ha de tener motivos pues, de lo contrario, el jugador no entenderá los motivos de su decisión. Esto requiere, por tanto, que ocurran malos partidos. Añádase a ello que los jugadores, lejos de lo que algunos puedan pensar, son personas que, como tales, requieren de un proceso de adaptación al nuevo grupo humano al que se incorporan, además de al clima, la ciudad, el ambiente y todas las circunstancias que le rodean. Obvio es por muchos motivos que la adaptación de elementos como Soumaré, al que más se requiere, no puede ser igual que la de Sergio Ramos. Todo lleva su tiempo.
Sin embargo, todas estas circunstancias no están en la conciencia de una afición soberana, cuya única preocupación es presenciar un buen espectáculo futbolístico de su Sevilla Fútbol Club acompañado, evidentemente, de una victoria. Es esa afición que se ha aburrido de ver a Óliver Torres, a Jordán, a Suso o a Rafa Mir, porque le recuerdan a la peor época de Lopetegui y está deseosa de cerrar esa etapa y entrar en un ciclo nuevo con los Sow, Soumaré y Lukebakio. Razón no le falta, pues la contribución de los denostados ya es muy conocida y lo que se desea es conocer las aportaciones de los recién incorporados. A buen seguro que en ello coincide la opinión del entrenador, Mendilibar, con la única diferencia de que el aficionado no tiene memoria y el técnico está obligado a tenerla, aunque ello le suponga llevarse los palos cuando los resultados no son favorables.
Lo único que distingue al entrenador del aficionado, por tanto, es la paciencia. El técnico debe tenerla; la afición, no.
2 comentarios
Ustedes ir dando palos que ya veras como el mulo así tira con más fuerza (lo de mulo con todo el respeto que se merecen)
No estoy de acuerdo en que la afición no debe tener paciencia,teniendo dos detalles para mí al menos importante s
Primero..llevamos 4 partidos de liga
Segundo…el equipo cuando más se ha reforzado ha sido el último día de agosto con la competición ya iniciada y con la consecuencia del tiempo mínimo que necesita un jugador para su adaptación.
Yo creo que tenemos que tener paciencia dentro de un orden.