Nunca pensé que diría algo así. Y, mucho menos, públicamente. Pero me temo que llevo razón: a fecha de hoy, miércoles, ya hemos perdido el derbi de este fin de semana… Y voy más allá, lo hemos perdido por 3 a 0, que es el marcador que se asigna automáticamente cuando se produce la incomparecencia de uno de los dos rivales… Y es que cada vez tengo más fundadas sospechas de que el Sevilla Fútbol Club no existe. O si lo hace, es de una manera insignificante, irrelevante.
Lo conté hace un par de semanas y el fin de semana pasado lo pude corroborar. En las noticias de la televisión pública española (pública, insisto), ofrecían un resumen del partido disputado por el líder de la clasificación. Hasta aquí, todo normal. Acto seguido, ofrecían el resumen del partido de quien figuraba en la segunda posición de la tabla. Hasta aquí, también todo normal. Y justo después, ofrecían el resumen del partido disputado por quien, en esos momentos, ocupaba ¡el cuarto! puesto de la clasificación. ¿Dónde estaba el tercero? ¿Quién era el tercero? ¿Será que como estaba empatado a puntos con el segundo iban ambos en el mismo lote de tiempo y uno se superponía al otro? ¿O es que no existe el tercero?…
Quizás tengan razón nuestros rivales, los del derbi, cuando sacan a relucir el número de socios con carné verdiblanco y lo comparan con la exigua nómina de los nuestros. Ante un gigante como ellos, normal que mermemos hasta casi la desaparición. Incluso su estadio es un auténtico coliseo comparado con nuestros dos estrechos y humildes anillos, que hasta nos tenemos que inventar un tercero para poder alojar a nuestros seres queridos…
Allí, después de las palmeras cuando sales para Cádiz, está ubicado el centro físico y neurálgico de la ciudad. No en vano, son la voz no sevillana, sino andaluza en Europa, pues disputan una competición que, este año, es la de más calidad de toda su historia, con unos equipos de galácticos con un nivel y una categoría que ya quisiéramos los que jugamos la pachanga esa de la Champions. Es un equipo que, a raíz de lo que se escucha en radios y televisiones nacionales, es raro que el resto no claudique ya y le entregue el campeonato de Liga. Según dicen ellos mismos, son el terror del visitante y del anfitrión cuando juegan fuera. Nosotros, en cambio, no aparecemos por ninguna parte. No existimos.
La última prueba que corrobora lo que digo la vi con mis propios ojos la semana pasada en la Feria del Libro de Sevilla. No, no voy a hablarles hoy de “Maradona, uno de los nuestros”. Se presentaba el libro de Andrés Amorós “Álbum de cromos”. El libro en cuestión es una colección de breves retratos a modo de biografías de grandes deportistas españoles del siglo XX. A la presentación, además del editor y del propio autor, acudió Rafael Gordillo en calidad de biografiado en el libro. ¿Y por parte del Sevilla Fútbol Club, se preguntarán curiosos ustedes? Pues ninguno de los dos futbolistas incluidos en la antología, Campanal I y Arza, hizo acto de presencia, lo que me hizo dudar seriamente, y perdonen la rima fácil, de su existencia.
La buena noticia de no existir es que igual los americanos se dan cuenta y pasan de largo en busca de otros equipos que secuestrar y exprimir y a nosotros nos dejan en paz con nuestro humilde campo de fútbol, con nuestro exiguo grupito de socios y con los paragüeros que nos han regalado como recuerdo cuando, boina calada y mirada perdida, hemos salido al extranjero pidiendo perdón por si molestábamos. No somos nadie…
(No ni ná…)