Un partido más, en la decimoquinta jornada de LaLiga, el Sevilla FC volvió a ser incapaz de cosechar buenas noticias en forma de victoria. El Ramón Sánchez-Pizjuán vio como los suyos lo intentaban una y otra vez, aunque sin éxito ni eficacia, presos de la ansiedad y frustración típica de un equipo que no gana desde la fecha siete. Los de Diego Alonso tuvieron minutos en los que parecía que el primer triunfo liguero para el uruguayo podía llegar. Sin embargo, estos se estrellan ante ellos mismos, su manera de hacer las cosas y la insistencia en lo que no funciona. El equipo no transmite nada positivo, empezando por un banquillo que rara vez toma la decisión correcta y que lejos de aupar al este, lo hacen retroceder con su gestión. Un Villarreal a medio gas estuvo a punto de llevarse los tres puntos de Nervión. El VAR lo evitó in extremis. Ni siquiera se ven brotes verdes, solo algún que otro hierbajo que resulta insuficiente.
El monótono e ineficaz ataque del Sevilla FC
Existe un dicho por ahí que viene a decir algo así como que una mentira, por mucho que se repita, nunca llegará a convertirse en verdad. Cierto paralelismo puede establecerse con el desempeño en ataque y la manera con la que quiere dañar el equipo de Diego Alonso. Para poner en contexto, el Sevilla FC dejó varias noticias en lo que a datos se refiere el pasado choque ante el Villarreal CF. Más allá del desolador récord del uruguayo, quien no para de ser ratificado por la cúpula mayor del club, hay una cifra que refleja a las mil maravillas lo mal que lo hace todo su equipo a día de hoy. Como bien contó nuestro compañero Fran Martínez, el conjunto hispalense es el primer español en efectuar sesenta centros desde los costados. Eso sí, únicamente ha rematado uno de ellos entre los tres palos.
Lo más normal en esto del fútbol es que si algo funciona y sale bien, se insista con ello. En el Sevilla FC, en cambio, todo se hace mal y no cambia, por muchos encuentros que pasen. El patrón de ataque de los sevillistas, repetido hasta la saciedad, es bien simple. Meter al pivote entre centrales en salida de balón, dar amplitud con laterales y extremos y que este (normalmente Fernando o Rakitic) desplace en largo para que estos hagan la guerra por su cuenta. Miles de uno contra dos, con suerte dos contra dos, combinaciones y movimientos que siempre llevan a la misma conclusión. Un balón colgado, normalmente forzado y lejano, buscando que En-Nesyri libre su particular batalla y obre el milagro. Esto último no se relaciona con su remate, que de hecho, es una de las mejores armas que tienen los de Diego Alonso. Sin embargo, al partir de una situación dificultosa, los centros se quedan cortos, van pasados, se marchan fuera o simplemente no llegan a su destino. Sesenta de estos. Un solo remate. Quizás, puede ser, haya que tocar otro tipo de teclas.
Sin noticias de cualquier otro registro
No hay juego interior. No hay apenas combinaciones de dentro hacia fuera ni viceversa. El Sevilla FC no da noticias de fútbol directo, rupturas o verticalidad, a pesar de seguramente tener jugadores para ellos. Son los propios futbolistas los que salen perdiendo. Rakitic puede y debe ser más que un surtidor de balones para los hombres de banda. Ha demostrado de sobra saber moverse y jugar en pasillos interiores. Si recibe y está cerca del área significa peligro, véase el último derbi. Sow, a quien se está perjudicando gravemente, está perdido en dicha dinámica. Con Ocampos tienes que jugar a que maneje distintos registros, que haga mil cosas distintas y se recree en cada una de ellas. Como se estanque en una tarea y encima no tenga el día, saca su cara menos conveniente y se pierde un agente ofensivo vital. Algo distinto, cierta variedad, no siempre lo mismo.
Diego Alonso, incapaz de mantener lo bueno
No hace tanto de aquella mañana en la que Diego Alonso era protagonista en las noticias y presentado como nuevo entrenador del Sevilla FC. El uruguayo dejó más de un apunte curioso. Dijo que a él no le gusta arrasar cada vez que llega a un sitio nuevo, que si hay algo que se viene haciendo bien, no hay por qué tocarlo. Con respecto a José Luis Mendilibar, alabó lo bien que transitaban los suyos y la presión con la que sometían a los rivales cada domingo. Ya no es que este haya aportado algo nuevo o mejorado en algún aspecto, es que ni esto que dijo en su primer día ha sido capaz de cumplir.
Este Sevilla FC está muy lejos de sacar las positivas noticias que sacaba el de Mendilibar en la presión. La única similitud que se puede llegar a establecer es el posicionamiento del equipo en bloque alto. Eso sí, ni mucho menos aprietan los sevillistas como lo hacían con el vasco ni llevan al contrario al límite que lo llevaban meses antes. Dicha intensidad brilla por su ausencia y cualquier equipo, con un mínimo de calidad en salida de balón, supera sin problema alguno la primera línea de presión sevillista. Lo hizo el Villarreal, que no lleva más de tres partidos con un nuevo entrenador que aún necesita meter el bisturí. Parejo recibía con facilidad a espaldas de la primera línea. A partir de ahí, a empezar a correr hacia atrás tratando de parar las arrancadas de Morales. Si el comandante llega a estar acertado, otro gallo habría cantado. Se ve solo el fin de la jugada, pero todo tiene que ver con lo mal defendido que está el inicio.
El rol de Sow, una más de Diego Alonso
José Luis Mendilibar tardó en darse cuenta. Cuando el suizo y este se empezaban a entender y comenzaba a mostrar el jugador por el que Víctor Orta apostó en verano, el vasco tuvo que hacer las maletas y abandonar la capital andaluza. A decir verdad, Djibril Sow es una figura que pasó de puntillas en el choque ante el conjunto groguet. Sin embargo, nunca está de más recordar que sus últimas y discretas actuaciones tienen como principal culpable a Diego Alonso. El uruguayo se lo ha cargado. Todo está relacionado con un fallo en la interpretación de su rol. Va más allá de si 4-3-3 o 4-2-3-1. Esto, simplemente, es que se está reduciendo el potencial de un profesional al no dejarle ser un nueve y conformarse con un cinco. Como si a un fontanero, en su nueva empresa, lo ponen a limpiar cristales. Pues hombre, lo mismo da la talla, pero no es a lo que había venido.
Siendo claros y directos. Djbril Sow es un box to box al uso, un futbolista que en el ida y vuelta vuela, que resulta diferencial como llegador en ataque y que, a día de hoy, está atado de pies y manos. Diego Alonso está dejando de lado su vértigo y trata de hacerlo pasar por un interior de pie parado, anclado en el pase-pase y sin recorrido. Lo mejor de todo, que aun con todo esto suele ser de lo más potable cada jornada. Aun así, de poco sirve si esta tendencia no se corrige.
Nianzou, de lo mejor del Sevilla FC
Pero bueno, no todo fueron malas noticias en el Sevilla FC. De hecho, pocos habrían apostado a que la gran sorpresa iba a ser Tanguy Nianzou. Al igual que se le ha acusado de blando y torpe cada vez que sus desconexiones le han costado puntos a su equipo, toca ser justos con el francés. Gran partido el suyo ante los de Marcelino. Este estuvo muy atento en todo momento, saliendo vencedor de la gran mayoría de duelos y sin apenas errores en salida de balón. Urge que la segunda línea de centrales, compuesta por los Kike Salas, Gattoni o el propio Nianzou sumen a la causa. Sergio Ramos no está para todos los partidos, Badé se encuentra lesionado y Gudelj lejos de su mejor nivel. Toca responder con creces.