Navegar y navegar

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Seguimos soñando. Continuamos en la segunda plaza de la clasificación, estamos pendientes, quién lo diría a estas alturas, de lo que hagan el Barcelona, el Real y el Atlético de Madrid; suspiramos por que el Levante de nuestro Coke Andújar hubiera ganado y nos permitirá haber igualado en la clasificación. No importaba lo más mínimo que más adelante se imponga la máxima de ese refrán inglés que dice Common things are common, es decir, que lo probable será lo que ocurra.

El fútbol negocio está sometido a las mismas desigualdades a las que nos ha abocado la globalización. No nos queda otra que aceptar vivir al día: saltar una valla de espinos que nos imponen los clubes poderosos para seguir mandando, atravesar un desierto a pie en forma de eliminatorias previas, soportar jueces que tiemblan ante la posibilidad de castigar los delitos de los poderosos. Nuestro equipo se tiene que conformar con la alegría de saltar un muro, de atravesar un mar; eliminatoria a eliminatoria, jornada a jornada. No hay más, no hay menos. Lo nuestro es disfrutar del camino, sortear adversidades, ver cómo cada día amanece y cuáles son las adversidades que hay que afrontar. Para los menos pudientes pensar en el futuro es una quimera, la nuestra es una lucha que se libra cada semana.

Hoy, como ayer, como antes de ayer, es un buen día para evaluar, para disfrutar de lo realizado y continuar el camino con el mismo ánimo. Comenzamos la temporada cuando otros la acababan. La pregunta no es si resistiremos, la cuestión es cómo hemos llegado hasta aquí, disfrutar el camino recorrido, porque la vida es un viaje y nunca un destino. Y el viaje está siendo espléndido, la pelota está entrando. Aunque para pelotazo el que pretenden dar los que se hicieron dueños de la nave a costa de nuestro dinero y nuestros sentimientos. ¿O es la señora Alés la que paga mi carnet y mi Movistar plus? Ah, vale.

A pesar de los que viajan en primera clase sin haber pisado una escuela de mareantes, el Sevilla navega. El almirante Machín ha tenido que variar el rumbo, demostrando su pericia para sortear dificultades y una tripulación baja de personal. Cambiar a jugar con dos delanteros, sostener el equipo en el centro del campo con futbolistas de ataque o descubrir la valía de Promes en el lateral, han sido hallazgos de un verdadero lobo de mar. Reubicar a Roque Mesa, meterlo en la pelea, resucitar a Carriço, hacer saber a los demás que subirse al barco es cuestión de que ellos lo deseen, dice mucho de quien tenemos al timón del barco.

Ahora hace falta incorporar nuevos tripulantes, porque la tripulación es corta y alguno de nuestros mejores marineros corre el riesgo de que se nos escape. ¿Resistirá Sarabia acá una nueva ventana de fichajes? ¿Hay algo más importante en este momento que retener a los mejores? ¿Se volverá a repetir la experiencia de Vitolo, tanto para nuestros dirigentes como para el propio jugador, me refiero a don Pablo?

El barco navega pero no va a la deriva, a pesar de la zozobra a la que lo han tratado de someter unos dirigentes que han intentado meternos un gol por la escuadra y de momento parece que les ha entrado en su propia puerta. Mientras tanto, nosotros, los aficionados de a pie, los que tenemos nuestras acciones depositadas en las aurículas y ventrículos del corazón, a animar a nuestro capitán y a nuestros marineros. Asoman nuevas tempestades. y arrecifes en el horizonte. Puede ser que cuando lleguemos a puerto nos encontremos que el barco se lo han vendido a una naviera extranjera para la que no seamos más que una línea de negocio. Disfrutemos pero no seamos tontos, estemos atentos, puede que haya que tocar de nuevo a rebato, y no estoy hablando de nuestro Labandón, sino de motines marineros. Los piratas no entienden de pactos.

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