Escribo estas breves líneas poco después del pase del Sevilla FC a octavos de final de la Copa del Rey. El viernes, a las 13:00 horas, será el sorteo de la siguiente ronda y el sábado, sin solución de continuidad, se juegan en el Ramón Sánchez-Pizjuán tres puntos importantísimos ante el correoso Granada de Diego Martínez. En el horizonte, aún algo lejano, se acerca poco a poco la eliminatoria de Europa League frente al CFR Cluj en la competición fetiche del equipo rojiblanco.
Visto todo de golpe, puede llegar a agobiar la carga de partidos, muchos de ellos a vida o muerte. Suponen una acumulación progresiva de minutos en las piernas de la plantilla de Nervión, motivo por el cual siempre surge el mismo debate: ¿debe el Sevilla FC “priorizar” alguna competición y guardar fuerzas para la Liga? En mi opinión, jamás.
Soy de los que piensan que las victorias traen victorias, aunque parezca una obviedad, y que las inercias en el fútbol, ya sean positivas o negativas, tienen una incidencia crucial en el desarrollo de las temporadas. Veo una plantilla lo suficientemente amplia y fiable como para poder ir con un once de garantías a todos los partidos que vaya poniendo el calendario en el camino. El paso adelante de Gudelj (partidazo el suyo en el Santiago Bernabéu) permite que Lopetegui pueda, incluso, reservar con garantías al intocable Fernando cuando lo considere necesario. También, en algunos momentos, juntar a los dos para afianzar el centro del campo. Por otra parte, la llegada de Youssef En-Nesyri va a dotar de dinamismo tanto la zona izquierda del ataque como la delantera, ambas faltas de la velocidad y verticalidad que proporciona Ocampos por el flanco derecho.
En definitiva, hay muy pocos jugadores con los que ahora mismo no se pueda contar por bajo estado de forma. Esa inercia positiva del conjunto de la plantilla ha sido clave en los años que el Sevilla FC ha acabado triunfando en el glorioso mes de mayo que tanto nos ha hecho disfrutar. Por ello, estamos en ese momento de la temporada donde hay que acelerar el ritmo y dejar claro que este equipo aspira a todo lo posible. ¿Por qué no soñar con tercer o cuarto puesto y luchar por los dos trofeos de eliminatorias? No hay que pensar en la carga de partidos que se llevan disputados, ni en la avalancha que está por venir. Simplemente, no detenerse hasta que las fuerzas lleguen a su fin.
En la magnífica película de ciencia ficción Gattaca (1997), ambientada en una sociedad futura en la que la mayor parte de los niños son concebidos genéticamente perfectos, nace por voluntad de sus padres uno de los últimos niños de modo natural (Ethan Hawke), con las limitaciones e imperfecciones propias de un ser humano corriente. Sin embargo, gracias a su voluntad de hierro, en un reto con su hermano (concebido de forma artificial) por ver quién llegaba más lejos nadando mar adentro sin cansarse, consigue aguantar más que él por primera vez en su vida. Su hermano, infinitamente más fuerte y preparado, completamente confundido y sabiendo que debía guardar fuerzas para volver a la orilla, le pregunta cómo ha podido lograr vencerle, a lo que Ethan Hawke responde lo siguiente:
“¿Quieres saber cómo lo conseguí? Jamás me reservé nada para la vuelta”.
Pues eso. La plata, en mayo, únicamente espera a los valientes.