La noche del martes fue especial. Volvió El Gran Derbi a la ciudad de Sevilla y se citaron 39.849 espectadores en el Ramón Sánchez Pizjuán. No cabía duda de que el Betis saldría a morder a los rojiblancos, que llevaban seis encuentros seguidos (desde la ida del Euroderbi) sin ganar ni anotar gol. Para fortuna de los hombres de Sampaoli, que se estrenaba en su primer derbi sevillano, la estadística se amplió a siete encuentros sin conceder gol a los verdiblancos. Gabriel Mercado anotó el único gol del partido en el minuto 51, estrenándose como goleador en el Sevilla, en un remate más efectivo que bonito. Por su parte, el Betis anotó un gol que no subió al marcador, ya que el árbitro lo anuló de forma errónea.
El Sevilla tuvo la bola en su poder, con un 55% de posesión, concediendo el 45% restante a sus vecinos de la ciudad. A lo largo de los 90 minutos, ambos equipos chutaron en tres ocasiones a puerta, aunque no obligaron a los guardametas a emplearse en profundidad. Gozó el conjunto sevillista de seis saques de esquina, mientras que los béticos, solamente sacaron dos. El partido, marcado por una clara tónica agresiva, forzó gran cantidad de balones perdidos. Fueron 163 pérdidas de los locales y 162 de los visitantes. Por otra parte, recuperaron, más bien, pocos balones. Concluyó el encuentro con 59 recuperaciones rojiblancas y 50 béticas.
Muchas faltas. Muchísimas. Un total de 109 faltas, de las que el Sevilla cometió 59 y el Betis 50. Este arsenal de interrupciones antirreglamentarias desembocó en una gran cantidad de tarjetas amarillas. Por parte sevillista fueron amonestados Nico Pareja, Mercado, Franco Vázquez, Nasri y Sarabia, mientras que por parte del equipo de La Palmera vieron la cartulina amarilla Bruno, Piccini, Pezzella y Petros. El colegiado Estrada Fernández se empleó a fondo en un partido de gran complicación en el que intentó en todo momento mantener controlada la tensión que supuso disputar el encuentro.